Cuando el río suena, agua lleva

Si se habla de dejar huella en cuanto a valores humanos en el cine,  entonces se puede incluir una filmografía bastante rica y variada de las producciones de Eduardo Berasategui y Alejandro Monteverde. Este dúo ha realizado las últimas dos décadas, películas como: Bella (2006), Little boy (2015) Antojo (2012) y desde este año se suma: Sonido de libertad.

Al parecer la libertad hace ruido y uno bastante molesto, porque el estreno de esta película ha generado controversia, oposición y críticas de muchos medios, como ser  que el film trata de fenómenos conspirativos, que es de la ultraderecha malintencionada, que intenta provocar manipulación emocional sobre hechos ficticios que se venden como verídicos, y vaya a saber cuántas cosas más. Esto mismo se puede comprobar ¿cómo? «Ojos que no ven San Google te lo cuenta».

Si se trata de leer malas críticas este film tiene para repartir.

Pero ¿por qué?

He aquí la reseña:

Tim Ballard es un agente de seguridad nacional en EEUU su tarea es capturar pedófilos que consumen y comercializan a través de sitios web pornografía infantil a través de un amplio catálogo. El problema que incomoda a este agente es que ha capturado a cientos de pederastas pero ningún niño, y esto lo lleva a sumergirse en la travesía de rescatar dos niños hondureños que fueron secuestrados para ser prostituidos en diferentes países de latinoamérica. Hombres, mujeres, ricos, pobres, empresarios, políticos; son consumidores de este negocio aberrante que no discrimina a raza, religión y mucho menos edad.

El film fue filmado en Colombia y EEUU, la película es un drama de pura cepa con tintes de acción ya que es algo de lo que no se puede escapar si los condimentos son: explotación sexual, FBI, selva colombiana, drogas y guerrilla. Las escenas de acción están presentes, y aparecen cuando el drama viene en una subida irrefrenable. Lo cual hace que la historia sea más atrapante y convoque y mantenga la firme atención del espectador. Los momentos emotivos existen por sí solos y los protagonizan los hermanos hondureños Miguel y Rocío, los cuales son logrados sin caer en el cliché predecible de niños sufriendo, es decir, los momentos que provocan emotividad no son evidentes.

La música es latina. Así como las locaciones exteriores como la selva colombiana o la calle. Las voces famosas de Mercedes Sosa y Shakira, entre otros, aportan «latinoamérica» como plato principal. La paleta de colores descansa en tonos opacos, con un tratamiento gastado/viejo sin duda hay un trabajo de arte bien llevado donde el vestuario, las locaciones interiores como exteriores al igual que los colores por puesto hablan de lo mismo. La oscuridad del tema (explotación sexual infantil) conduce el film.

Berasategui y Monteverde proponen un film controversial porque llega para exponer un tópico: la exclavitud no terminó. Sino continúa bajo las sombras de todo el mundo porque la trata no conoce fronteras.

Mientras tanto en un mundo menos triste y más feliz el sonido de la libertad es el de los niños jugando.

Ficha

Director: Alejandro Monteverde

Intérpretes: Jim Caviezel, Eduardo Berasategui, Miguel Avila, Cristal Aparicio, Yessica Barroto y Bill Camp

 Género: Drama