¿Refugio religioso?

Las fronteras del silencio y el poder de las palabras. Aquello que no se dice, que se oculta por temor, por vergüenza o por piedad. Los secretos y las emociones reprimidas tan palpables como el aire que se respira.

La trama gira en torno a Ariel (Santiago Ures), un inocente y jovial adolescente que después de haber transitado una terapia de rehabilitación a las drogas, regresa a la casa de su abnegada y sufriente madre (Mónica Cuilliere) con la esperanza de encontrar la tranquilidad anhelada. Ariel, como parte de este proceso de sanación, se refugia en la parroquia del barrio ante la necesidad de contención, de afecto y de compañía. Allí conocerá al párroco (Cristian Del Valle), un seminarista (Gabriel Cáceres) y otro joven muchacho (Ian Domínguez) fiel a dicha comunidad.

Las situaciones que se suscitan irán haciendo de él la víctima perfecta para su predador. Todos y cada uno de los miembros se ven obligados a enfrentar sus conflictos internos y sus relaciones fracturadas cuando un suceso inesperado sacude la aparente tranquilidad de sus vidas, exponiendo verdades incómodas y emociones reprimidas que han permanecido en silencio por demasiado tiempo.

El elenco ofrece interpretaciones que, a pesar del potencial de la obra, no son tan sólidas y en ocasiones tendientes a la sobreactuación. Se vislumbra, en varios momentos, la falta de organicidad en la interacción entre los personajes, lo que resulta en escenas que no logran alcanzar la profundidad emocional deseada dentro del torbellino de emociones que la dramaturgia propone.

La dirección de escena, a cargo de Sergio Luis Lobo, merece reconocimiento por su intento de crear una atmósfera cargada de tensión y conflicto para tratar de resaltar los momentos de mayor intensidad emocional.

En cuanto a la producción técnica, es importante señalar que la escenografía presenta ciertas limitaciones que afectan la inmersión en la atmósfera de la obra. La simplicidad de los elementos escenográficos no logra captar completamente la esencia del ambiente que la historia pretende transmitir. Además, respecto a la iluminación, se observa un uso excesivo de apagones que, si bien pueden ser efectivos en momentos puntuales, en este caso interrumpen el flujo de la narrativa y dificultan la continuidad de la acción en escena. Se podría considerar una revisión en la técnica de iluminación para lograr un equilibrio que resalte los momentos clave sin sacrificar la cohesión visual de la obra.

Silencio Amén es mucho más que una obra de teatro; es un viaje que invita al espectador a reflexionar sobre el poder del silencio, los vínculos y la importancia de la comunicación honesta en la vida.

Ficha

Elenco: Santiago Ures, Cristian Del valle, Mónica Cuilliere, Gabriel Cáceres, Ian Domínguez

Dirección: Sergio Luis Lobo

Género: Drama