Puto, polémico, político.

Recordado por haber sido el diseñador de Evita, Paco Jaumandreu aparece montado en una nube violeta para hablar de una parte de su vida. Partiendo su cabeza contra el suelo, Juanse Rauch dirige esta pieza musical, basada en el libro de memorias de Paco, que tanta tela dio para cortar y, con la ayuda de la aguja (y la dramaturgia de Natalia Casielles), confeccionó una nueva versión de esta emblemática figura de la argentina peronista.
Un recorrido por su infancia, sus amores, su familia y sus amistades: la soledad y la ternura como hilos conductores. “No te reprimas”, le decía una de sus tías. La homosexualidad en una época donde la homofobia era aún mayor que en el presente; la farándula, los escenarios, la televisión, el cine y los actos en Plaza de Mayo. “Cuando muera, seguiré viviendo en cada vestido y en cada dobladillo”.
Una obra sensacional, donde todo es de destacar. Empezando por el guión, por momentos sensible, triste, melancólico. Por otros, trágicamente cómico.
Las actuaciones son superlativas. Es recomendable seguir los pasos de cada uno de sus intérpretes, que están pisando fuerte las salas teatrales de Buenos Aires, y es imperioso que se los conozca, talento por todos lados: actuación, canto, danza, manipulación de instrumentos. De todas formas, van unas flores extra para el actor principal, Nicolás Martin, que le da vida al protagonista de esta historia, con un histrionismo excepcional. No le puede calzar mejor este personaje. Sin embargo, mientras van surgiendo estas palabras, parece injusto mencionar sólo su nombre, ya que el trabajo de Lucía Adúriz es (como siempre) magnético, eléctrico y extremadamente cómico, aunque también en esta oportunidad, va a llevarse unas cuantas lágrimas del público cuando representa a la abuela del costurero. Maiamar Abrodos también tendrá quizá, uno de los actos más notables del espectáculo, cuando se convierte en “La Coca Sarli”, desnudando el pensar y el sentir de la famosa actriz recordada por su frase “¿Qué pretende usted de mi?”. Paola Medrano no se queda atrás, con el traje bien puesto y con su potente impronta escénica e hipnótica voz, completando a este trío de tías que bien podría tratarse de “las hadas madrinas” de este cuento no tan “de hadas”. Por último y no por eso menos importante, Matías Lopez Barrios se figura como todos los hombres y amantes de este relato, aportando también sus dotes de danza y expresión corporal.
Acompaña durante estos 80 minutos, Sebastián Sonemblum en el piano, cuyo virtuosismo y carisma, van a elevar varios escalones esta propuesta.
Gran porcentaje de la excelencia de esta obra, será responsabilidad de la dirección de Rausch y la acertada inclusión de Mijal Katzowicz, a cargo de la coreografía: de manera circular, el dinamismo de esta trama no para de girar como si de pensamientos dentro de una mente se trataran. Cabe resaltar la escena de presentación de cada una de las tías, donde una vez más, cada cual tendrá su momento estelar.
El diseño y realización de escenografía, de vestuario y de luces también están a la alta costura de esta producción que honesta e insistentemente, es imperdible.
Reir, llorar, reir y volver a llorar durante toda la función. Una montaña rusa emocional que podrá verse reflejada en la mirada de cada espectador durante el aplauso final.
Sin dudas, “Paquito (la cabeza contra el suelo)” es quizá de las mejores opciones dentro de la cartelera porteña actual. Para recomendar sin titubear.
“Si hay algo que identifica al pueblo argentino, es poseer una memoria frágil”.
Gracias Paco por tanta ternura.

Ficha:
Actúan: Maiamar Abrodos, Lucía Adúriz, Matías Lopez Barrios, Nicolás Martin, Paola Medrano y Sebastián Sonemblum.
Dirección: Juanse Rausch
Género: Biodrama Musical