El caos de reír

Para quienes disfrutan del humor delirante y conocen a Bla Bla y Compañía (ex “Los Bla Bla”) este espectáculo no los va a defraudar.

Aparte de las trayectorias individuales de cada intérprete, el grupo acarrea consigo una extensa experiencia haciendo humor en el teatro independiente; y en esta oportunidad presentan  Modelo vivo muerto, una creación colectiva junto a la dirección de Francisca Ure. La estructura dramática no son números a modo varieté, sino que desarrolla una continuidad argumental con un punto de partida similar a las novelas policiales que luego se va desarticulando mediante el ingenio y el delirio que caracteriza a la compañía.

Todo acontece en una escuela de arte el día de evaluación final para tres estudiantes, Lucia, Sergio y Sarabia (Oyarbide, Lups y Fusco), pero el profesor Ernesto (Lucero) se ve obligado a interrumpir el examen frente a la sorpresiva muerte del modelo vivo (Fanego), así, con un cadáver dentro de la institución, esa jornada que aparentaba ser cotidiana se transformará en un caos en pos de averiguar quién es el culpable del crimen y sus motivaciones.

La trup de personajes se completa con el presentador Bastian (Furman) y su música en vivo estilizando cada escena; también, un sexto personaje inolvidable, es María Luisa, pedagoga de la escuela, ingresará a la trama para guiar la investigación de la muerte y, como en este género nadie queda exento de ser sospechoso, ella aplicará variadas e inesperadas metodologías para lograr su objetivo. La paradoja de este personaje es que en vez de ayudar, empeora la situación volviéndola cada vez más absurda. Manu Fanego también le presta el cuerpo a esta profesional generando momentos muy dinámicos y de despliegue espacial, componiendo una María Luisa excitadísima, de energía desbordada que sorprende y se roba carcajadas del público que festeja sus ocurrencias.

Así mismo, cada intérprete se destaca por su particularidad. El caso de Julian Lucero es de esos actores que con poco hace mucho, compone un profesor de pantalones cortos que divaga entre la ingenuidad y el saber, con tono de farsa-como el resto de los personajes- sentencia verdades acerca de la ontología del arte que en el devenir de la trama se irán refutando.  En este sentido, con respecto a la historia, el crimen es una excusa dramática pues el arte y sus distintas formas es el objeto de reflexión de la obra que, en todo momento se lee a sí misma desde una perspectiva absurdista que termina encontrando su propia lógica, la del caos.

Esa misma lógica permite que el conflicto principal tenga líneas de fuga para enmarcar distintos segmentos dónde cada estudiante se expresa artísticamente mediante distintos géneros: el psicodrama, la tragedia y el musical. Los tres intérpretes, Oyarbide, Lups y Fusco, exacerban el recurso de la comedia física que los vuelve gigantes en escena, así, conforman una triada clownesca aportando juego en cada situación.

La musicalización en vivo a cargo del pianista Furman que también se destaca en su propio cuadro de talento durante el interludio entre los dos actos, se integra a la trama con varias sorpresas.

El punto focal del diseño escenográfico es un gran cuadro con la imagen del fundador de la escuela,  marcos sin imagen y de distintos tamaños distribuidos a su alrededor cuelgan inestables, expresando el sentido de la estructura dramática que dialoga con una tradición del arte de manera provocadora y con un espíritu irónico que caracteriza a la compañía.

Risas y caos de principio a fin, espectáculo para volver a ver y super- recomendado para quienes aún no la vieron.

 

Ficha:

Intérpretes: Manu Fanego, Sebastián Furman, Pablo Fusco, Julian Lucero, Tincho Lups, Carola Oyarbide

Dirección: Francisca Ure

Género: comedia, humor físico