Matar a la bestia, ópera prima de Agustina San Martin, participará de la Competencia Argentina de la 36° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Matar a la bestia formó parte del 66º Berlinale Talents Script Station y BAFICI Talents. También de Bolivia Lab, Los Residentes en Paraguay y fue parte de la Competencia de guiones inéditos en el Festival de Cine de La Habana y del Producers Lab en BAL BAFICI.
El estreno mundial de la película tuvo lugar en septiembre 2021 en el marco de la 46° edición del Toronto International Film Festival (TIFF).
SINOPSIS
Emilia, 17, llega a un particular pueblo religioso en el borde entre Argentina y Brasil. Está buscando a su hermano, con quien tiene un oscuro asunto que resolver.
Se aloja en la posada del monte de su extraña tía Inés donde, según los rumores, hace una semana apareció una bestia. Según dicen, esta bestia es el espíritu de un hombre malo que habita el cuerpo de distintos animales.
Entre lo real y lo mitológico, lo humano y lo animal, la culpa y lo sexual, Emilia buscará enfrentarse con su pasado.
FICHA TÉCNICA
Nombre original: Matar a la bestia
Título en inglés: To Kill the Beast
Duración: 79 min.
Idioma: Español y Portugués
Color / DCP / 5.1
Países: Argentina, Brasil y Chile
ELENCO
Emilia: Tamara Rocca
Inés: Ana Brun
Julieth: Julieth Micolta
Lautaro: Jõao Miguel
Helena: Sabrina Grinschpun
Joaquín: Kaique Jesus
AGUSTINA SAN MARTIN – DIRECTORA
Directora, guionista y colorista. Escribió y dirigió los cortometrajes No hay bestias (2015), estrenado en Cartagena; La prima sueca (2017), estrenado en Berlinale; y Monstruo Dios (2019), Mención Especial del Jurado en el Festival de Cannes. Matar a la bestia (2021) es su ópera prima y tuvo estreno mundial en el Festival Internacional de cine de Toronto. Actualmente está bajo la beca de la Iniciativa de Artes de Rolex.
SOBRE EL PROYECTO
Me gusta pensar que la película es como un exorcismo queer. En este coming of age, Emilia teme. Rodeada por un contexto opresivo en un espacio incierto comienza a transitar su despertar sexual casi sin querer, como algo que va sucediendo a su pesar. Como fuerzas, el miedo y el deseo parecieran luchar tanto adentro como afuera de ella.
Al momento de imaginar películas, hay algo de horror que me interpela. La respuesta es bastante nihilista: el horror está en todo. Como sufrí de insomnio gran parte de mi infancia y adolescencia, tengo inagotables recuerdos de noches enteras, oscuras, silenciosas, en las que el mundo se sentía un lugar amenazante. Por eso quizás me fue sencillo creer en lo simbólico, lo intangible, lo supuestamente irreal. Para mí, las noches se trazaban en una línea invisible entre lo físico y lo inexplicable, donde nada tenía más fuerza que lo otro sino que todo se sumergía en la negrura. Quizás por eso siempre me pareció tan fascinante tomar todos esos horrores y usarlos. Creo que siempre me fue curativo para encontrarle belleza a esa oscuridad.
Las imágenes que creamos para esta película fueron diseñadas pensándose como cuadros. Había una búsqueda por encontrar el ensueño en todo, por trazarlo de un modo que se sienta como un universo paralelo, como la realidad invertida. Buscábamos elementos ordinarios que pudiesen sentirse extraordinarios con tan sólo un detalle en la luz o un brillo. En esa búsqueda, el objetivo era enredar lo real y lo imaginario como si la película misma estuviese vista bajo la mirada de Emilia.
Retrucando la apuesta: lo femenino y el horror también están interconectados en las películas que me gusta hacer. Históricamente a las niñas se les ha enseñado que son indefensas. Que no deben sentirse seguras en la calle peligrosa, en una fiesta con desconocidos, ni siquiera en el ámbito privado. ¿No es el horror constante una respuesta orgánica a eso? Por eso me interesó contar historias en las que las protagonistas femeninas aprenden sobre su propia fuerza. Desafiar esa condenada pasividad que se nos ha construido como lugar en el que habitar.
El contexto de la historia ocurre en un pueblo de Misiones. En América Latina, la mayoría de los mitos involucran a figuras masculinas que violan («corrigen») a las niñas que desobedecen las reglas o a sus padres. Todos creen que hay una bestia que es el fantasma de un hombre malvado. La religión es una parte enorme del contexto de este lugar, las iglesias dirigen el pueblo mientras se escucha música electrónica gregoriana exagerada (que compusimos) desde sus amplificadores. Todo ello conforma el carácter del pueblo que busca una bestia creyendo ese su lado demoníaco. Sin embargo, los «hombres malos» no son demonios, no son monstruos. Son hijos sanos de una sociedad perturbada. Y así, mientras el pueblo busca monstruos en la selva, la protagonista se atreverá a buscar a su hermano. Cuando dejan de ser temidas, las bestias se deshacen.
FESTIVALES
-Toronto International Film Festival
-Festival Internacional de Cine en Guadalajara
-La Roche-sur-Yon International Film Festival
-International Filmfestival Mannheim-Heidelberg
-CPH:PIX
– Festival de Huelva de Cine Latinoamericano
-Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
EQUIPO TÉCNICO
Dirección & Guión
Agustina San Martin
Producida por
Caudillo Cine (Argentina),
Estúdio Giz (Brasil)
Oro Films (Chile)
Lucila de Arizmendi
Santiago Carabante
Productores
Diego Amson
Lucila de Arizmendi
Coproductores
Aline Mazzarella
Matheus Peçanha
Thiago Yamachita
Dominga Ortúzar Bullemore
Florencia Rodríguez Araya
Santiago Carabante
Dirección de Fotografía & Cámara
Constanza Sandoval
Dirección de arte
Agustín Ravotti
Edición
Ana Godoy
Juan Godoy
Agustina San Martín
Hernán Fernández
Dirección de sonido
Mercedes Gaviria Jaramillo
Sonido
Laura Zimmermann
Mezcla
Tiago Bello
Música original
O Grivo
VFX
María Peralta Ramos
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