La autodestrucción de la diva

En París a finales de los años 70, María Callas (Angelina Jolie), la cantante de ópera más importante del siglo XX, vive los últimos días de su vida mientras enfrenta la tragedia de su propia identidad, entre María, la persona que fue y la Callas, el mito de la diva.

Dirigida por Pablo Larraín, el muy buen cineasta chileno que tras Jackie (2016) y Spencer (2021) continúa su filmografía con otra biopic sobre mujeres reconocidas siendo retratadas en un específico momento de sus vidas.

Una canción nunca debe ser perfecta, afirma la protagonista frente a su propia perfección pasada y en su presente consciente de errores no busca dicha perfección sino: la canción humana. María en el final de su vida retoma el control de sí misma, tras años alejada de los escenarios por la aparente pérdida de su talentosa voz, ahora su propósito personal es cantar sólo para ella. Su vida es la ópera. La razón no existe en la ópera, la ópera es tragedia.

El guion es de Steven Knight, reconocido creador de la serie Peaky Blinders y que ya ha escrito Spencer para Larraín. La estructura de la obra cuenta con saltos temporales entre el pasado y presente de la flamante soprano. La película se divide en tres actos, cada uno con subtramas distintas y un formato fílmico propio, bajo la dirección de fotografía Edward Lachman que vuelve a ser nominado al Oscar por mejor cinematografía por segundo año consecutivo luego de su trabajo en El Conde (2023) también dirigida por Pablo Larraín.

María Callas, tanto personaje como film, tiene sus altibajos a lo largo del metraje, incluso desde su comienzo, en la secuencia de montaje inicial que presenta y resume los exitosos años de la diva parece no facilitar la introducción al film, sino que la entorpece y empobrece por diferentes factores pero en especial, y es algo que le pesa a toda la película, la elección de la protagonista.

Desafortunadamente este papel a Angelina Jolie le queda grande. Por desgracia del propio film, parece que su elección fue tomada por el peso de su figura para atraer espectadores hacia la película o el resurgimiento de su carrera con un film de autor y no por su capacidad actoral para interpretarla. En la mayor parte del metraje, se aprecia en pantalla a una modelo de perfumes o cremas y no la interpretación de la soprano contemporánea más importante del mundo. El lipsync al cantar es poco convincente pese al largo entrenamiento que Jolie realizó para preparar el papel. No obstante, Jolie brilla por momentos, en especial los pasajes donde ella se hunde en sus alucinaciones y afronta sus miedos pero con la sensación de que nunca vemos a la Callas en todo su esplendor. La única vez que María conmueve verdaderamente al cantar es cuando Angelina Jolie no la está interpretando ya que es una secuencia de su pasado y en esa escena la actriz Aggelina Papadopoulou está interpretando a la joven María Callas.

El corazón del film sin duda alguna son Ferruccio (Pierfrancesco Favino) y Bruna (Alba Rohrwacher), el mayordomo y la ama de llaves de María, sus fieles compañeros y quienes se convierten en su familia durante sus años finales en París. La elección de ellos para esos papeles sí fue un claro acierto que no podría haberse hecho de mejor manera, es algo que realza a la película y a la interpretación de Jolie. Donde destacan las primeras escenas que cada uno tiene con la protagonista pero en especial la intimidad que surge entre los tres personajes en una escena aparentemente improvisada durante un juego de cartas es uno de los momentos más destacados del film.

El guion tiene sus fortalezas y debilidades, aunque por momentos subrayado y no tan bueno como lo que Knight supo escribir para Spencer. El cómo atraviesa María su etapa final, siendo consciente de ello es algo a destacar. La aparición de Mandrax (Kodi Smit-McPhee) es un gran acierto aunque a medias ya que podría haber sido mejor explotado si se lo hubiera tratado con mayor incertidumbre y no tanta certeza. También, una decisión acertada y clave para algunos de los conflictos pasados de María, es el personaje del griego-argentino Aristóteles Onassis (Haluk Bilginer) magnate y amante de la diva.

Es una película acerca de la ópera y es filmada como tal, como una tragedia, es una decisión completamente acertada aunque posiblemente deje algunos vacíos en el espectador. En mi opinión, para ser un film sobre una cantante el apartado de sonido no es su mayor fortaleza. La música y las voces al cantar parecen no tener una presencia adecuada para lograr un contundente impacto tal como debería tenerlo la voz más talentosa del siglo, pareciera que la mezcla de sonido no tiene la precisión y calidad que sí tienen otros apartados técnicos de la obra.

La película tiene escenas con una verdad y belleza que parecen aisladas del resto de la obra por ejemplo cuando Mandrax le pregunta si está intentando reencontrar su voz y María le responde que está buscando algo que perdió pero no habla concretamente de su voz, mientras que con un paneo de cámara en mano Larraín los encuadra por separado utilizando un precioso movimiento de cámara como ya lo ha utilizado en su film No (2012) siendo consciente de su estilo y propia filmografía.

Aunque sea una buena película que me ha gustado, me pesa que podría ser más grande de lo que es si no fuera por su actriz protagonista, igualmente celebro la valentía de Angelina al aceptar un rol protagónico tan desafiante como este, que le exija y demande tanto una gran preparación como la posibilidad de comparación con la verdadera María Callas, que en la secuencia de créditos finales gracias a material de archivo aparece e hipnotiza instantáneamente. Algo que no pasa casi en ningún momento en las dos horas de film con Jolie. La gran diferencia entre la frescura y el talento nato frente a la impostura. Por un lado la verdadera belleza y por el otro la simple hegemonía.

Ficha
Título original: Maria
Director: Pablo Larraín
Guion: Steven Knight
Fotografía: Edward Lachman
Edición: Sofía Subercaseaux
Duración: 124 minutos
Género: Drama, Biopic musical
Distribuidora: Diamond Films
Elenco: Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Haluk Bilginer, Kodi Skmit-McPhee, Stephen Ashfield y Valeria Golino