Lola es mar: a veces serena, a veces tempestad.   

Dolores Candelaria Mora Vega (1867 – 1936), más conocida como Lola Mora, fue una escultura argentina oriunda de la provincia de Tucumán. Desde muy pequeña se destacó por tocar el piano y dibujar. A sus 18 años perdió a su madre y a su padre. Pasado el tiempo, se dedicó a realizar retratos de personas ilustres de Tucumán. El éxito de estos trabajos le dieron la oportunidad de perfeccionarse en Roma. Entre las creaciones de Lola Mora se destacan los bustos de políticos y aristócratas argentinos. Además, esculpió estatuas retratando algunas alegorías como lo fueron: La Paz y La Libertad.

La obra dramática “Lola Mora: un ángel audaz”, ya con su título anuncia la textura simbólica que tendrá dicha experiencia. La pieza comparte fragmentos de la vida de la escultura a través de diferentes soliloquios y diálogos. Lola (María Marchi) ya vieja, se encuentra constantemente recordando y desvariando respecto a momentos de su historia. Es ahí donde comparte con el público sus emociones y sensaciones más profundas. Por medio de imágenes muy potentes, la propuesta de una escenografía minimalista es rebalsada por el peso de los textos dramáticos y su interpretación.  Por momentos Lola es mar: a veces serena, a veces tempestad.

La propuesta de Leandra Rodríguez también considera el machismo y las consecuencias de ello. Si bien es posible observar la pasión que tiene la escultura respecto a su trabajo y cómo pasa innumerables horas esculpiendo, esta arista revela lo cuestionada que Lola fue, el juicio que recibió por sus influencias y cómo esto puso en duda sus habilidades artísticas. Es necesario destacar el contexto social de la época y el poco espacio que tenían las mujeres para desempeñarse en diferentes tareas y roles. En ese sentido, la compañía de Camilo (Hugo Cosiansi) resulta una pieza clave para el desarrollo emocional y el desempeño artístico de la escultora. La obra se destaca por un rol crítico que permite comprender su biografía y la de muchas otras mujeres.

Junto con lo anterior, sus admiradores y quienes seguían su trabajo además le exigían respuestas sobre cómo llevaba su vida personal. Esto se debió principalmente a la relación que tenía con Luis Hernández Otero (Junior Pisanú) ya que él era 17 años menor. ¿El amor tiene edad? dependencia, comprensión, energía y ternura emergen del presente de este amor.  El matrimonio por algunos años logró sortear las críticas, pero con el tiempo otros factores como el egocentrismo y los propios  intereses  fueron los que deterioraron no sólo la relación.

Respecto al vestuario, la propuesta es bastante simple y profunda. Los dos hombres en escena encarnan vestimentas de época que develan una suerte de rectitud. Y, Lola, por el contrario, evidencia el cambio y el movimiento. Por último, se trae a escena una de sus obras más polémicas, la Fuente Monumental de las Nereidas. Esta representa el nacimiento de la diosa Venus y se compone por personajes femeninos desnudos. La parte más conservadora de la época se escandalizó y, lamentablemente, tomaron las medidas que estimaron correspondientes al caso en ese momento.

El trabajo biográfico es increíble ya que de una manera teatral es posible compenetrarse con la vida de la escultora. Finalmente, cabe destacar que obras como esta, fomentan la construcción de memoria y la relación entre diferentes generaciones. Además, visibiliza problemáticas de la sociedad y exigen un pensamiento crítico.  Y, por sobre todo, hacen que el arte tenga cabida en otra de sus tantas dimensiones.

Ficha:

Dirección: Leandra Rodríguez

Actores: María Marchi, Hugo Cosiansi y Junior Pisanú.

Género: Biodrama

Referencias de la biografía de Lola Mora: https://www.cultura.gob.ar/quien-fue-lola-mora-8560/