Las Ramponi

Las Ramponi

Myrian y las Golondrinas del monte.

Ir a ver a Las Ramponi es una fiesta. Una fiesta popular que admite tanto a quienes les aburre salir a ver teatro, como a quienes recorren la nutrida cartelera porteña y saben de memoria los nombres de directores, actrices, etc. Y toda la variedad  de público disfruta de un espectáculo eficaz e inteligente, sin poses intelectuales ni pretensiones grandilocuentes.

Con un clima de peña, reciben a la gente repartiendo los números para una rifa. Rápidamente, se plantea la propuesta. Myrian Cardozo (Carolina Bonzi Ferrer) es una artista folclórica que viene a la Capital a presentar su Compact Disc de “Grandes Exitos”, acompañada por su banda: “Las golondrinas el monte”. Desde el principio queda claro que nada será como lo planeó la egocéntrica y déspota Myrian, un personaje despreciable y querible por parte iguales, brillante trabajo de Carolina Ferrer. Un gran trabajo vocal y actoral.

No importa saber de antemano el argumento, lo más revelador de este trabajo, es el notable poder de observación sobre  la gran cantidad de prejuicios que toman y devuelven en forma de textos, canciones, reflexiones y chistes. Todos los supuestos sobre lo que se cree que cantan, viven y transitan las artistas del llamado “ interior” y a su vez, las  decisiones que deben tomar quienes desean triunfar en la industria musical de la gran ciudad. Plantean de manera inteligente y profunda una realidad que atraviesa la historia cultural de nuestro país, la tensión entre la producción artística de cualquier provincia, y la que emerge de la Capital.

Con un humor irreverente y agudo, todas brillan en sus personajes, sin dejar pasar ninguna oportunidad de intervenir de manera certera y perspicaz. Mónica, la integrante hosca y audaz, interpretada por Fiorella Cominetti, logra desafiar  a Myrian, con momentos  desopilantes de rapeo, relatos, canciones y excelente ejecución de la flauta traversa y el bombo. Norma, (Clara Maydana) brilla como la alegre y arengadora de la banda, tratando de conciliar los egos de sus compañeras. Es una hermosa composición, desfachatada y desinhibida que aporta ternura y mucho humor. Julieta Filipini encarna a Evangelin Haydee, la asistente y prima de Norma, que logra poner incómoda a toda la platea, sufriendo de nervios y vergüenza, extendiendo una agonía lenta y solitaria en escena, siendo el blanco de la mayor parte de crueldad de Myrian, que hasta se burla de ella con total impunidad. Esta integrante ninguneada que fuimos todos en algún momento, actuada con gran sensibilidad y talento. Las cuatro se lucen actuando y cantando, con mucho oficio y lucidez para improvisar.

El vestuario a cargo de Agustina Filipini está muy bien logrado, con cada nuevo detalle y cambio de vestuario de Myrian y las superposiciones de Mónica, aportan la misma mirada crítica y humor tanto como el resto de los recursos. Es también un gran acierto el diseño de luces a cargo de Fernando Chacoma, que resuelve de manera sencilla y precisa lo que se quiere transmitir.

Un gran espectáculo para volver a ver, así también se evidencia con la gente que sabe las canciones y ya lo vio varias veces, incluidas las diferentes cantantes invitadas que comparten el escenario con Myrian que se arrepiente ni bien empiezan a cantar.

Un humor que hereda lo mejor de Diego Capusotto y Juana Molina y se inscribe en la interesante tradición de grupos femeninos que crean y producen sus espectáculos con una mirada singular y gran proyección.

 

 

 

Ficha:

Intérpretes: Fiorella Cominetti, Carolina Ferrer, Julieta Filipini y Clara Maydana.

Dirección general: Las Ramponi.

Categorías: Musicales, Reseñas

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