Julio César
Ficha
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Prensa:
CTBA
Para el César…
Definitivamente si hay algo que Muscari sabe hacer, es romper con todos los moldes, sacudir y sorprender al público, Julio Cesar no es la excepción.
El guion está basado en la tragedia de Shakespeare, donde el dictador romano es asesinado tras una conspiración en su contra y luego de este evento, se pueden apreciar las consecuencias.
La primera ruptura tiene que ver con los géneros, en este caso los hombres ocupan los roles femeninos y viceversa; lo interesante es que no es un intercambio estético, sino que el rol se le asigna a un intérprete del género opuesto al original, por eso Julio César es llevado a cabo por Moria, Bruto por Alejandra Radano o Casio por Malena Solda (para hablar de los protagónicos). Es un movimiento muy interesante, ya que este juego, permite que los límites realmente se desdibujen y todos simplemente fluyan en un rol.
El vestuario ayuda a dibujar a los personajes, aportando una fuerte y moderna impronta en cada uno de ellos, con diseños innovadores, donde predominan el naranja, plateado, dorado, rojo y negro, y se pintan los personajes desde el golpe de vista.
Este aura futurista (aunque se trate de una historia de 1599), impacta también en el diseño escenográfico, donde las paredes doradas, sillones rojos y luces de colores, generan un clima de boliche glamoroso, que se completa con siete pantallas montadas en torres, que suman información a lo que pasa en el escenario.
Mientras los personajes se relacionan o monologan con Nathy Peluso de fondo, por ejemplo, en las pantallas se puede ver a los mismos intérpretes mostrando algo más, quizá lo que sienten los personajes en ese momento, lo que piensan o un grado de locura que cada uno de ellos reprime en sociedad, generando situaciones completamente oníricas, casi lisérgicas.
El elenco se completa con Marita Ballesteros, Mario Alarcón, Mariano Torre, Mirta Wons, Vivian El Jaber, Fabiana García Lago y Payuca. Juntos logran una solidez muy fuerte, siendo esto fundamental para lograr el gran resultado que plasman en el escenario.
Muscari hace una reversión que se basa en los puntos centrales de la historia de este tirano que luego de someter al pueblo y debilitar las instituciones, es víctima de un complot en su contra (encabezado por Bruto y Casio), que termina con su homicidio. A esto le suma estética, tecnología, términos y música actuales, sin dejar de lado las referencias al barrio de Mataderos, que es donde se estrenó el espectáculo. José María, tuvo la habilidad de convertir un clásico del escritor inglés, en uno nuevo, que lleva su sello.
Todo lo que pasa en escena es atrapante, la gran cantidad de estímulos, hacen imposible correr la mirada y distraerse. Moria como eje de la historia y de la acción, no solo por ser Julio César, sino simplemente por ser ella, vestida de plateado de pies a cabeza, imponiéndose ante todo con cada paso, el personaje y su interprete se funden, se mezclan, se confunden.
Pero claro, un espectáculo como este, requiere mucho más que una actriz y cada uno hace su parte para lograr el todo, comenzando por Radano y Solda que son los dos pilares de los hechos, el ritmo de la historia recae sobre ellas y lo llevan con solvencia, hay un duelo permanente entre estos «amigos», logran un contrapunto exquisito donde cada una hace galas de su talento. Vivian El Jarber que las acompaña de cerca, haciendo una composición de Kasca precisa y clave para que su personaje dosifique la confianza y sea fundamental para que todo se desencadene.
El resto del elenco que va apareciendo con más fuerza en diferentes momentos de la historia. Excelentes trabajos todos. Mario y Mariano llevan a cabo la no sencilla tarea de ser personajes femeninos que no caen en la maquieta o la exageración, son medidos (dentro de lo que este tipo de espectáculo requiere) y muy efectivos en sus composiciones.
Marita se pone en la piel de Marco Antonio, acompañando al protagonista en todo, tanto en la fiesta como en su función política. Mirta Wons y Payuca, son Lucio y Tribunio respectivamente, ambas recorren toda la escena y hacen aportes para que la historia avance, mientras la primera le agrega una cuota de humor y baile, la segunda lleva a cabo su tarea con un perfil más serio.
Por su parte Fabiana García Lago, se transforma en Octavio y si bien su acción comienza bastante entrada la obra, ella está presente desde el inicio, micrófono en mano a modo de «riña de gallos», impone su presencia, pisa fuerte y con mucha actitud, que luego se depositan en su personaje cuando entra en juego; no es fácil estar en escena sin hacer mucho y ella logra llenar esos silencios con trabajo interno y actitud.
Un espectáculo que habla del poder, los represores y los reprimidos, los que hacen y los que se dejan hacer, los que se animan a más y los que por miedo prefieren quedarse quietos, la traición, la lealtad y el borramiento de los límites entre ambas. Un teatro que fue escrito para que todos los personajes sean interpretados por hombres y hoy casi su totalidad son llevados a cabo por mujeres, hablando así de estos nuevos tiempos.
Un director que no pide permiso y un elenco que secunda de la mejor manera, Shakespeare al ritmo del trap, el resto… pasen y vean con sus propios ojos!
Ficha:
Dirección: José María Muscari
Con:
Elenco
Julio César: Moria Casán
Marco Antonio: Marita Ballesteros
Bruto: Alejandra Radano
Casio: Malena Solda
Calfurnia: Mario Alarcón
Porcia: Mariano Torre
Lucio: Mirta Wons
Kasca: Vivian El Jaber
Octavio: Fabiana García Lago
Tribunio: Payuca
Género: Drama
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