En alguna parte, sobre un oscuro arco iris
A veces la tristeza no sólo es un estado emocional alicaído o vinculado a lo que oprime y a la depresión. La tristeza también puede ser lograda por medio de una emoción estética, y en términos de posmodernidad cinematográfica, la emoción estética sea quizás y probablemente, aquella que se regodea de diferentes herramientas y géneros, que sean capaces de integrar a su discurso y relato, toda la verosimilitud expuesta, en la que se labra por finalidad una obra majestuosa y conceptual, como de la cual me compete hacer referencia en ésta ocasión.
Difiero profundamente en que la película retrate las miserias de la actriz en los últimos años de su vida, de modo que me adjunto a la idea de que la película se preocupa por retratar las miserias del sistema que la construyó.
Principalmente quisiera destacar que lo más celebrado de ésta biopic que cuenta los últimos meses en la vida de Judy Garland, es sin lugar a dudas la brillante interpretación de Renée Zellweger, de modo que como todos ya conocemos, le valió una nueva consagración de la Academia de Hollywood, después de 17 años de haber conseguido su Oscar como Mejor Actriz de Reparto por
“Cold Mountain”.
En el film, el marco teórico ideológico y su postura al respecto, en cuanto a su recreación por medio de la puesta en escena, es clara. Es por medio de un recurso retórico literario, que los espectadores dan cuenta de que el hecho transgresor oculto, es descubierto mediante la instancia de diferentes flashbacks del mismo personaje, que son narrados a lo largo de la película.
Apoyándose en ese dirimido relato posmoderno, el arco de transformación de la insuperable interpretación de Renée Zellweger no logra su cometido, y ese recordado “no puedo” final, deja al personaje y al film en los lindes de la narrativa moderna, por ser el personaje problemático y que no encuentra escapatoria a su destino, aquel que se contrapone al construído por el relato clásico.
Esa lograda emoción estética que se refleja en el espectador, a la que hacía referencia al comienzo de la reseña, sea probablemente uno de los mayores atributos de éste trabajo de Rupert Goold, ya que supo aunar en profundidad la construcción del personaje de la vida real, aprovechando la instancia trágica en la vida de la actriz y cantante, para en consecuencia obtener uno de los mejores y prolíficos trabajos que dificilmente puedan ser superados a lo largo del año y porque no de la década. Sin lugar a dudas “Judy”, es un producto audiovisual grandioso y fascinante, que al igual que su relevante personaje principal, no caerá en el olvido.
Más allá de todo lo dicho, los seres humanos nunca podemos perder la esperanza, de que algún día, toda tristeza llegue a su fin.
FICHA:
Reparto: Renée Zellweger, Finn Wittrock, Jessie Buckley, Rufus Sewell, y Michael Gambon.
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