La voz del cuerpo

El argumento hace referencia a historias conocidas como Pinocho o Frankenstein, ya que Jíjop es un muñeco creado por un científico que podría haber salido de una película de Tim Burton. Esta criatura al asomarse por la ventana es seducida por la ciudad y decide escapar para conocerla. Los signos que configuran la experiencia citadina son reconocibles en un aumento de velocidad de las prácticas cotidianas que tiene como protagonista a un sujeto que no cesa de producir hasta ser fagocitado por el mismo sistema que alimenta. Sin embargo, a esa ciudad-máquina inmersa en el capitalismo globalizado, se le opone un cuerpo-máquina sintiente con múltiples posibilidades de revelarse a su propio contexto.

En el vacío del escenario se plasma el trazo de una danza urbana que, no solamente contagia fiesta sino también una crítica a la forma de vida alienada en la que los citadinos quedan atrapados.

En escena, si Emiliano Larea es un guerrero escénico, el ritmo y el movimiento son las armas con las que hace batallar a diferentes personajes. El magnetismo de su interpretación deviene de una trayectoria en investigación de las posibilidades que posee un cuerpo para narrar poéticamente desde la forma. Combinando el teatro físico y la técnica del mimo con ritmos urbanos como el popping  y el funky, su cuerpo se desplaza desde una conciencia robótica, haciendo fluir la energía del personaje hacia todas sus extremidades. La palabra hablada deja espacio a la voz de un cuerpo que se expresa de forma multidireccional generando contrapuntos visuales que hacen a la dinámica de las coreografías. El maquillaje expresionista potencia la máscara de su histriónica gestualidad, así mismo, el diseño y los colores del vestuario conducen la estética de este universo plástico.

Esta historia bailada se desarrolla en varios cuadros coreográficos separados por apagones breves que dan el tiempo justo para los cambios de escena. La dinámica es realizable gracias a las asistentes- Zaira Sada y Leila Sada- mimetizadas con el fondo del escenario, manipulan los elementos escenográficos haciendo realidad la magia del teatro. Los tamaños de los objetos, algunos de cotillón y brillantes muchos de ellos, hacen vibrar las escenas imaginadas por la puesta escena.

De la diversidad de propuestas que ofrece la cartelera de Buenos Aires, de la mano de Gabriel Páez, director de teatro independiente todoterreno, Jíjop deja una firma artística como un espectáculo único en su estética animada. Recomendado para toda la familia.

 

Ficha

Interprete: Emiliano Larea

Dirección: Gabriel Páez

Género: Teatro físico, danza, humor