De poder

Cuenta la historia de Roberto -Enrique Cragnolino-, un Senador que, cual ajedrecista, diagrama su estrategia para llegar a ocupar el más alto cargo político: el de Presidente de la Nación. En su camino hacia el sillón de Rivadavia, este político irá mostrándose inescrupuloso, codicioso, lujurioso y embriagado de poder. Así, su ambición lo llevará a poner en juego todos los medios necesarios para ir ascendiendo posiciones dentro de su partido llegando finalmente a ser el candidato a presidente.

A medida que Roberto avanza hacia su objetivo y emerge hacia la presidencia irá sembrando el horror y degradando a todos los que lo rodean porque para ser presidente tendrá que ir eliminando a quienes tiene por delante, como si fueran fichas de un tablero de ajedrez. De este modo, primero tendrá que sacar del juego al candidato a vicepresidente y luego, a su socio, el candidato a presidente. Ya sin este en el medio y el camino allanado hacia su fin, el maquiavélico villano no limitará su codicia y su deseo al puesto de presidente y pondrá sus ojos en la familia de su difunto compinche.

Los actores, Héctor Castagnino; Enrique Cragnolino; Natalia Imbrosriano; Andrés Rojas; y Zulma Rossini, participan de su escena con extensos textos poéticos. Cuando no están en ella, permanecen en el fondo del escenario, cumpliendo así un rol importante en la puesta en escena el juego de luces, ya que los mismos quedan en la oscuridad y el claroscuro toma un lugar destacado para la acción dramática.

Esta obra escrita y dirigida por Alejo Beccar, con referencias shakesperianas y a Maquiavelo, trabaja con las ansias de poder de un hombre y los límites que este puede atravesar por saciar esta sed. Muestra la traición, las muertes y los sacrificios que conlleva esa ambición. También, como en toda tragedia, se retoma la idea de los fantasmas con los que tiene que lidiar el villano, fantasmas que tal vez lo atormenten hasta el fin de los tiempos.