En el aire
Ficha
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Prensa:
Shei Rosamarin
Los tiempos del arte no son los de este mundo
No hay teatro sin clima. Esa suerte de magia que se percibe en una platea expectante no es un fenómeno sencillo de lograr, pero la fama de Facundo Arana lo precede, y resulta evidente el vínculo que muchos espectadores tienen con el artista para cualquiera que se sienta en la butaca del teatro a la expectativa de En el aire. Se trata de una pieza escrita por Martin Bianchedi y Sebastián Irigo que, bajo la dirección de Manuel González Gil, invita a interrumpir el ajetreo diario con una emisión radial en vivo, un viaje donde los desvíos son el camino.
Facundo Arana le pone el cuerpo a Marcos, un apasionado locutor que visita el olvidado pueblo de Las Rocas para realizar una emisión especial desde el teatro Anamulér, emblema de la localidad. El “progreso” amenaza su existencia, y este conductor radial desnudará su alma en una emisión nocturna en la que se juega mucho más de lo que se ve. Acompañado de su fiel operador, el pulpo, la platea observa el proceso artístico de Marcos, tanto en como fuera del aire, y los límites entre lo personal y lo profesional se desdibujan completamente como una metáfora del rol del arte una sociedad moderna y mercantilizada, preguntándose por la búsqueda de la belleza por la belleza misma.
No son muchos los elementos en escena necesarios para que Arana opere su magia. Basta una mesa con micrófono y supuestas cartas de oyentes y algo de mobiliario viejo para construir la ilusión de una emisión de emergencia en un teatro ajado por el tiempo. La verdadera puesta se produce por el cruce del carisma del actor, el ritmo enardecido del libreto y la brillante operación de sonido que hacen de la obra una especie de danza coreografiada y precisa que envuelve al público con giros inesperados.
De principio a fin y por poco más de hora y media, Facundo Arana entra en un trance frenético y simbiótico con la platea. La fogosa forma en la que se pasea por el escenario acompañado por la sensualidad sonora de su saxofón pareciera hipnotizar a un público que claramente conoce al artista y juega su juego durante el espectáculo, borrando otro límite más, que es el de la realidad y la ficción. El mensaje es claro: no hay arte sin público, y la obra funciona como un metamensaje de sí misma cuando Arana construye complicidad.
En el aire, metáfora potente de la trascendencia en forma de arte, es un admirable espectáculo que, como no podía ser de otra manera, se sostiene del talento rabioso de Arana, que transita un sinfín de emociones en instantes para conmover a una platea predispuesta a emocionarse.
Ficha:
Intérpretes: Facundo Arana
Director: Manuel González Gil
Género: Unipersonal #ComediaDramática
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