Con una linda sonrisa

Si hay un director argentino que se caracteriza por tocar el corazón, es sin dudas Juan José Campanella y en esta oportunidad, está al frente de una tierna comedia romántica, que gira en torno a la famosa máxima: “para el amor, no hay edad”.

Las revistas viejas apiladas en la mesita de la sala de espera del dentista, son la excusa para que Miranda (Fernanda Metilli) y Luis (Eduardo Blanco), comiencen una charla mientras esperan a ser atendidos. Un crucigrama compartido, ayudará a pasar los extensos minutos hasta que el profesional diga sus nombres.

Ella tiene 29 años, es una profe de yoga muy activa y expresiva, mientras que él es un importante cardiólogo de 67, que acaba de jubilarse, la joven lo invita a tomar una clase y a partir de ahí todo cambia para ambos.

Más allá de las escenas compartidas, hay pasajes, en los que cada uno da cuenta de lo que le pasa internamente, en algunos casos será un monólogo, en otros una charla telefónica por ejemplo.

Miri está separada de Martín, Luis enviudó hace poco y tiene un hijo treintañero (ambos roles son interpretados por Gastón Cocchiarale.

La puesta escenográfica (a cargo de Cecilia Monti) que enmarca esta historia es maravillosa, grandes paneles móviles, hacen que los espacios vayan rotando, yendo del consultorio a las casas de los protagonistas, incluso con escenario partido, sin necesitar mucho más que algunos muebles.

La elección de elementos para decorar los diferentes espacios, hablan de los personajes, mostrando el departamento de la chica es moderno, mientras que el del médico es más clásico.

Pero si hay que hablar del punto más fuerte del espectáculo, sin dudas son sus protagonistas. Eduardo y Fernanda, con estilos tan diferentes, se complementan a la perfección, tienen mucha química y realmente se lucen con dos trabajos impecables. La naturalidad y sencillez que le aportan a sus personajes, sin estridencias innecesarias, manejando el ritmo, pasando por muchos climas y emociones diferentes, sumando a cada momento. Simplemente hacen que las 2 horas que dura el espectáculo, se pasen rápido, es un disfrute.

Por su parte Gastón se desempeña en dos roles, donde el mayor desafío es que por momentos las acciones de ambos están pegadas, por lo que inicia un texto como uno y mientras muta el rumbo del discurso, debe transformarse en el otro, sin que nada medie y sale airoso.

Completa el elenco Maru Zapata, quién está muy divertida en su rol de secretaria del dentista.

En esta comedia llena de romanticismo escrita por Cecilia Morti y Campanella, todo fluye y avanza, llevando a su paso momentos muy divertidos y otros mucho más reflexivos o tristes, pero cada uno en su justa medida y en una combinación magnifica.

“Empieza con D, 7 letras” , es un espectáculo que habla del amor, de los prejuicios y de la felicidad a pesar de todo y todos. Una historia sin demasiadas pretensiones, simple y muy bien contada, donde la conjunción del trabajo arriba y abajo del escenario, da un resultado, que sin dudas hará que esta puesta, les traiga muchas alegrías.

 

Ficha:

Autores: Cecilia Monti, Juan José Campanella.

Dirección: Juan José Campanella.

Intérpretes: Eduardo Blanco, Fernanda Metilli, Gastón Cocchiarale, Maru Zapata.

Vestuario y escenografía: Cecilia Monti.

Iluminación y video: Matías Canony.

Música: Emilio Kauderer.