La construcción de una identidad

Una cabina radiofónica, cables, elementos de sonido, dentro de un club, enmarcado en el homenaje del padre fallecido cinco años atrás. Un fuerte desorden reina, personajes que entran y salen constantemente mientras se organiza el evento. Eso es lo primero que recibe el espectador al entrar a la sala. Esos primeros minutos funcionan como muestra de lo que será el ritmo del espectáculo.

Una familia conformada por dos hijos y dos hijas se encuentran en el club preparando todo para el evento que recordará el partido en el que su padre le metió dos goles a los ingleses, en un partido de prisioneros y soldados. El padre ya no vive, pero los hijos se encargan de traerlo al presente permanentemente, a través de disputas, reproches y recuerdos. Los cuatro hijos son personajes bastante singulares y distintos, cada uno aportando algo singular a la historia. Maia Lancioni se destaca como la hija enferma, acompañada por Luna Jankowski (la hija menor), Pablo Do Reis (el hijo que emigró a Estados Unidos), y Juan Santiago (el hijo que se quedó en Argentina y que intenta “mantener la familia unida”). A esta familia se le suman dos personajes entrañables: el locutor (Gustavo Sacconi) y la última mujer que estuvo con el padre (Gabriela Pastor).

La familia está desensamblada, quebrada, e intenta rememorar el partido icónico del padre para intentar recuperar algo de la gloria que tuvo, no ser olvidada. Es inevitable vincular el partido del padre contra los ingleses con el partido de Maradona frente a los ingleses. Quizás ese es uno de sus tantos puntos fuertes del espectáculo, la vinculación de la trama con la historia argentina, logrando que el espectador “vea y se vea”, riéndose de lo que sucede en escena, pero también le interpele que nada de eso es demasiado lejano: el intento constate de crear e inventarnos una identidad que a veces se nos escapa.

La escenografía, a cargo de Maricel Aguirre, recreando esa cabina radiofónica con otros espacios detrás, es magnífica, logrando que el espectador olvide que esta en un teatro, y consiga trasladarse al espacio donde sucede la historia. La iluminación, a cargo de Diego Becker, es perfecta, consigue lo que siempre debe conseguirse, “que la luz no se vea”, es decir que todos los cambios lumínicos que acompañan el relato nunca se notan, nunca se sienten.

El texto y la dirección, realizada por Bernardo Cappa, es potente, logrando interpelar al espectador, con altos momentos de comedia, absurdo y reflexión. Consigue un material complejo y único, con una maquinaria escénica donde todo brilla. Los personajes, la historia, el ritmo y su dirección todo es redondo, haciendo que “El relato” sea una experiencia obligatoria de ver, para pasar una gran noche de teatro y ver un material de calidad.

Ficha

Actúan: Maia Lancioni, Gustavo Sacconi, Pablo Dos Reis, Gabriela Pastor, Juan Santiago, Luna Jankowski

Dirección: Bernardo Cappa

Género: Comedia