¿Mentiras piadosas?
Una habitación fantasma, anclada en el tiempo, convertida casi en un museo de quien alguna vez la habitara, poco a poco se irá descubriendo y tomando vida, hasta volverse fundamental para el desarrollo de los hechos.
Susan (Fernanda Provenzano) y Larry (Adrián Lázare), estaban en su primera cita, en un restaurante, cuando una pareja mayor, luego de mirarlos por un largo rato, le pidieron a ella un extraño favor. Lo señores Mackey (Silvia Kutika y Fabio Aste), le solicitaron si podía hacerse pasar por Verónica (una joven que falleció hace décadas), ante su hermana Cici que está muy grave.
La mujer enferma supera los cincuenta años, pero su estado le afectó a la mente, por lo que cree que aún es una niña y siente que tiene una deuda con su hermana mayor, es por esto que la pareja que trabajaba para su familia, desea ayudarla de alguna forma y Susan es una solución perfecta.
Para ayudar a la joven a decidirse, los invitan al que fuera el cuarto de Verónica, para que ella vea fotos y pueda conocerla un poco a través de sus cosas. Es allí, cuando comienzan a sacar las sábanas que tapaban los muebles y con cada una que levantan, más allá de dejar ver una cama, una mesita o los elementos con los que pintaba, desempolvan un recuerdo; poco a poco el lugar va reviviendo al grado en que hasta abren su ropero y Susan, a modo de juego, se prueba su ropa y casi sin darse cuenta, termina aceptando la propuesta. Una vez que da el sí, todo empieza a tomar forma, pero… ¿qué forma?
Un espectáculo en el que su directora, Virginia Magnago, tiene un excelente uso del timing y el suspense, donde el pulso que guía los hechos va creciendo poco a poco, sin aflojar a la curva tensional, haciendo que cada cosa encaje a la perfección, cómo y cuándo corresponde.
El terror psicológico, no es un género habitual para la cartelera porteña y hay que reconocer que es tan interesante como complejo, lograr un buen resultado, depende no solo de la dirección, sino también de los intérpretes y en este caso, los cuatro hacen trabajos impecables. Los actores van de menor a mayor en la construcción de sus personajes y aunque todos están muy bien, hay que destacar el desempeño de Silvia Y Fernanda, quienes llevan el mayor peso de la obra y sus composiciones desde lo físico y emocional, no tienen desperdicio.
Una propuesta diferente, que mantiene al espectador al filo del asiento de principio a fin, un texto muy bien construido, con una puesta que le da vida, de la mejor manera, sustentado con actuaciones maravillosas y una dirección impecable, que hace todo esto posible.
El cuarto de Verónica se va a volver a destapar ¿te animás a estar ahí para verlo?
Ficha:
Dirección: Virginia Magnago
Con: Silvia Kutika, Fernanda Provenzano, Fabio Aste y Adrián Lázare
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