De la vida real al escenario: homofobia

A Daniel Zamunido lo mataron por ser gay y su historia subió a escena. La noche del 2 de marzo del 2012 él salió de su trabajo hacia el Parque San Borja ubicado en la zona centro de Santiago de Chile, horas después fue torturado por cuatro sujetos que lo golpearon, orinaron, quemaron con cigarros, que azotaron su cabeza con una piedra de 6 kilos y que con pedazos de vidrio dibujaron la esvástica en su cuerpo. Daniel falleció 25 días después debido a lo ocurrido.

Este caso de homofobia repercutió duramente en la sociedad chilena. Invitó a la reflexión y a un replanteamiento sobre el propio actuar de la sociedad, la educación, la cultura y con ello la necesidad de una protección legal para las miles de personas que sufren por discursos y actos de odio. En los archivos de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, es posible encontrar la Ley 20.609: “Ley antidiscriminación” que se encontraba en tramitación desde 2005 y recién en 2012 fue promulgada. Más conocida como la “Ley Zamudio”, esta instaura un mecanismo judicial que permita restablecer eficazmente el imperio del derecho cuando se cometa un acto de discriminación arbitraria.

A más de 10 años del hecho, la compañía La Matrera realiza un biodrama con momentos de la vida de él, su familia y el desarrollo del caso. Se puede dividir la dramaturgia en dos grandes partes. Por un lado, la vida personal de Daniel (Johan Mutarello) donde la obra destaca momentos familiares, sociales y amorosos.  Y, por otra, el día de su muerte y el relato de los acusados. Aquí es posible acercarse a las motivaciones de los agresores y observar en detalle el nivel de violencia. Sobre el protagonista, se sabía que amaba el modelaje y quería ser famoso.

La puesta en escena resulta minimalista, se compone de algunos objetos de utilería  (sillas, mate, bolsa, botella, piedra entre otros) que completan algunas de las escenas. Con una propuesta de vestuario actual y urbana. Todos los personajes visten de negro menos Daniel que viste de Rosa. Esta decisión hace resaltar su presencia, gestos y emociones. Con la apuesta lumínica, es posible observar escenas que condensan mucha fuerza y que logran asentarse e imponerse en el espacio. La pieza comparte momentos musicales en los que las mujeres que bailan se destacan por un trabajo muy prolijo.

Cabe mencionar la audacia en la propuesta compuesta por actores chilenos y argentinos. Se valora el diálogo, el intercambio de experiencias y la riqueza cultural.  Sin embargo, respecto a las actuaciones en ese sentido, tanto el cruce de acentos y la mezcla de lunfardos (modismos) le quitaron verosimilitud a la interpretación. Resultaba fácil salirse de la obra o desconcentrarse.

De todos modos, el valor de la obra radica tanto en visibilizar aquellas prácticas de odio que deben ser repudiadas y castigadas como en dar cabida a actos reparatorios como lo es la misma pieza dramática. Por momentos la obra muestra el tipo de violencia que recibió Daniel de forma casi explícita lo que si bien es fuerte también devela prácticas de odiosidad que aún circulan en la sociedad chilena. Con ello, resulta pertinente preguntarse  también por las carencias o necesidades que tiene el ser humano y como estas lo llevan a cometer crímenes como estos. Con un gran remezón la obra proporciona altas dosis de conmoción y reflexión. Finalmente, destacar el compromiso político de la compañía y cómo interpelan al público con este y otros casos de discriminación.

Ficha

Dirección: Ramón Mazuela Falchetti

Actores: Johan Mutarello, José Nast, Linda Goujon, Silvina Gómez, Jor Albarado, Sebastián Sanguina, Alexander Macflecher, Nahuel Fayterna, Nicolás Viguera, Elian San Miguel y Engel Broadway, Sergio Tronco, Michelle Rodriguez, Milagros Gutierrez, Arlette Paris.

Género: Biodrama