Quien tiene vecinos tiene enemigos.

Desde el inicio hay una energía desbordante, que se expresa en música y baile, mientras el contexto se refuerza a través del diseño lumínico.

La historia se desarrolla en un edificio en el que la mala administración derivó en el deterioro de las  instalaciones. El consorcio es dirigido por la viuda del arquitecto que lo construyó y una vecina chismosa, ambas disfrutan su “poder” entre los vecinos, dando órdenes de cómo se deben hacer las cosas, desapareciendo pedidos que dejan en recepción y hasta decidiendo quien se queda o quien se va, por ejemplo y este, es el eje de la historia.

La puesta de luces acompaña los diferentes momentos del espectáculo, utilizando las más suaves y puntuales en los cuándo se requiere mayor intimidad, mientras que crecen si las escenas son más abiertas.

El edificio está habitado por personajes de lo más diversos y esto se ve reflejado en su vestuario, son pintados de pies a cabeza con un solo golpe de vista.

La escenografía remite a un edificio en mal estado con paredes sin pintar, el ascensor clausurado y algunos detalles más. La particularidad que presenta la obra es que utilizan unas puertas ligadas a marcos con ruedas lo que hace que los integrantes del elenco puedan moverse con ellas mientras bailan, cantan o actúan, sumando ritmo y agilidad a los hechos.

La pieza teatral tiene de todo, amor, muerte y giros inesperados entre otras cosas. Todos los temas abordados con humor conformando una obra divertida y excitante.

 

Ficha:

Género: Comedia musical.

Dirige: Rubén VIani

Actúan: Belén Amadio, Julieta Molina, Renato Pinto, Agustina Quaglia, Joaquín Scotta, Clara Suárez, Micaela Vargas, Lucía Clavel, Dolores Basualdo, Elias Bevacqua