En lo alto siempre

En lo alto siempre

Ficha

  • Prensa:

    TNC

 

Cuando todo queda atrás

Una obra  intensa que golpea fuerte en varios planos: ya al entrar, el espectador se encuentra con una propuesta escenográfica atrayente: una vista a un living, miniaturizado y arriba una terraza en la que transcurrirán mayormente las escenas. ‘En lo alto para siempre’  brinda de manera práctica la experiencia de ese ‘alto’ ya que se deberá mirar hacia arriba. Lo visual, con un trabajo coreográfico muy preciso, toca emocionalmente al mismo nivel que la descarnada historia. Una madre permanece allí en esa terraza. Algo en lo profundo, duele. Parece que intenta comprender o tal vez sostener en presente un acontecimiento tremendo que ha quebrado su vida y que al mismo tiempo le ha abierto todo un campo de lectura de la realidad algo cínica que la abruma y la mantiene a un costado de lo cotidiano. No necesitamos imaginar qué ha sucedido: la primera escena, en sombras,  nos presenta el conflicto en una síntesis maravillosa de emoción e imagen. Sin palabras, sin aclaraciones, logra ubicarnos perfectamente en el acontecimiento que precede a la acción dramática. Luego, este suceso volverá, como  pensamiento recurrente, una y otra vez, profundizando en el espectador la sensación del evento. La realidad entra en juego: la hija, con un embarazo avanzado y resignada a permanecer en un segundo plano en los pensamientos de la madre, anuncia que hay un caño roto y la casa está inundada. Por este motivo será convocado un plomero, que lejos de solucionar el asunto por el cual fuera llamado, queda como abducido por el estado emocional de estas mujeres y se involucra al punto de abrirse a un verdadero estado de comunión con ellas, al tiempo que logra superar un temor que lo había limitado en toda su vida anterior a este encuentro. Esta obra camina sobre la ironía de la vida, que sigue con la fuerza del agua desatada, aún cuando uno no logre comprender para qué.

Inspirada en la figura y la obra del autor David Foster Wallace, conmueve por la desnudez de las emociones. Es fuerte, oscura, tremenda y a la vez hace reír por los contrastes, por la candidez profunda que a pesar de todo cada personaje deja traslucir; atrapa con la música y maravilla con las excelentes actuaciones de María Onetto, Sergio Boris, Delfina Colombo y Pablo Castro.

 

Categorías: Reseñas

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