No todos son conejos blancos
Cuando Lewis Carroll publicó “Alicia en el País de las Maravillas”, allí por 1865, dio lugar a un mundo de fantasía que a lo largo de los años, fue fuente de inspiración para muchísimas versiones y cambio de soporte, pasando por el cine, el teatro, los dibujitos animados y hasta el comic; al inicio se la catalogó como novela del “sinsentido”, una rama de la literatura fantástica y conociendo la historia (que a esta altura podría decirse que es universal), se entiende porqué.
En este caso sirve para que Alicia, la protagonista de este musical, se valga de la novela como vía de escape para soportar la realidad del mundo distópico en el que vive y a la vez la profunda tristeza que la agobia por la enfermedad de su amigo. El País de las Maravillas, se transforma en su refugio mental, el lugar al que traslada todo lo que le pasa para que duela menos, donde quienes la rodean se vuelven los personajes que conoce de memoria.
Julio Panno desde la dirección y la puesta hace un trabajo hermoso, en el que tiene como pilares (más allá de la historia): un elenco muy homogéneo, con artistas de primera línea y un excelente uso del espacio escénico, valiéndose de una simple, pero súper atinada escenografía, en concordancia con la puesta de luces, teniendo como resultado una imagen casi cinematográfica.
Un hospital de campaña o un teatro o ambas cosas, abandonado, en el que los protagonistas se guarecen de una guerra, dónde el metal y la madera viejos son protagonistas en tarimas, escalera y andamios: todo pareciera gritar urgencia, necesidad, supervivencia. Esto teñido de luces verdes y azules mayormente, generando un clima onírico.
La música en vivo a cargo con músicos que tan bien le hacen al género como Pablo Citarella (piano), con Pablo Salzman (guitarra / bajo), Edgardo Roberto Saver (batería), Titi Chiappero(cello) y Martín Sciaccaluga (guitarra), sin dudas aporta emotividad y fuerza a los acontecimientos, ayuda a sentir las vibraciones.
El elenco está compuesto por: Agostina Becco (Alicia), Walter Canella (Horacio), Hernán Castelli (Doctor), Ángel Hernández (Luli), Agustín Iannone (Pablo), Matías Marastoni (Augusto), Nicolás Martínez (Nicolás), Ro Noziglia (Emilia),Julián Rubino (Augusto), Mica Romano (Enfermera), Sofía Val (Tamara), Bárbara Willis (Clarisa) y Valentín Zaninelli (Francisco); cada uno de ellos, tiene su alter ego en el mundo alterno, creado en la mente de la protagonista, dónde Francisco, el amigo de Alicia, se convierte en el Conejo blanco por ejemplo.
Voces muy potentes como las de Micaela o Sofía, cruzadas con otras sumamente expresivas tales como Ángel, Walter o Julián y la dulzura de Agostina, ensamblando a la perfección con Valentín, junto al resto del elenco, con una amplia y dúctil gama vocal, dan como resultado sonidos que llegan como un subibaja de emociones; complementándose con las impecables actuaciones y el apoyo coreográfico… todo suma para generar clima y contar esta conmovedora historia.
Canciones colmadas de emoción, que tal como “Despertar de primavera” o “Camarera” (otros espectáculos de los mismos realizadores), tienen todo el potencial, para quedar dando vueltas en la cabeza de los espectadores.
El clima lo termina de completar el vestuario que es imponente y sumamente descriptivo, desde una pollera con telas claras, livianas y volados de Alicia, hasta el enorme vestido de la Duquesa (Ángel Hernández), pintan a cada personaje y ayudan a separar quién es cada uno en el mundo que estén “viviendo” en cada momento.
Cada uno de los intérpretes construye sus personajes con gran atino, dotándolos de características sumamente pertinentes a ellos, logrando en conjunto un abanico muy colorido de personalidades e intenciones.
En cuanto a las interpretaciones individuales, Agostina transmite la ensoñación y dulzura de Alicia, por momentos parece que anduviera entre algodones, hasta que cae en la realidad y cambia por completo desde la misma postura corporal. También Valentín, quién se mueve entre personajes con mucha organicidad, logrando dos interpretaciones conmovedoras, sin dudas es una de las revelaciones de esta temporada teatral. Micaela y Sofía son imponentes y poderosas cada vez que salen a escena. Walter tiene una gran ductilidad, su destreza física y recorrido escénico son destacables. Ángel por su parte hace galas de su actor y su cantante, los conjuga y logra una composición sobresaliente.
Julián demuestra solvencia, es claro que tiene mucha facilidad para la comedia. Agustín, Bárbara, Nicolás, Hernán y Ro tienen participaciones muy interesantes, jugando con diversos personajes muy bien desarrollados, que descansan en sus hermosas voces.
Todo se mueves al son coreográfico de Verónica Pecollo, quién exprime la historia, logrando que los cuerpos en movimiento hablen por sí solos.
Con Gaspar Scabuzzo en la Dirección musical y la dupla de Florencia Carchak y María Hernández, la música y las canciones suenan impecables y sobre todo, cargadas de emoción.
¿Cuándo y dónde ocurre todo esto? pueden ser muchos, no es muy claro (al menos en este versión, en otras esto se especifica), pero la verdad es que tampoco importa tanto, ya que los hechos pueden darse en infinidad de contextos, desde alguien que acompaña a un enfermo en un hospital, quizá alguien que necesita evadirse de sus problemas cotidianos o está el centro mismo de un campo de batalla, lo que importa es el recurso que usa la protagonista para evadirse y que la realidad duela un poco menos.
Un musical en el que todo funciona bien, que es un placer verlo, escucharlo y sentirlo, donde todo el equipo (arriba y abajo del escenario), construyen la historia con delicadeza y logran que se refleje lo que cuenta el guion, donde a través de un mundo de fantasía, se puede entrever lo que pasa en el otro, el real, ese que duele y del que se quiere escapar, pero siempre se cuela, aunque sea disfrazado de personajes alocados. Visualmente encantador y artísticamente impecable. Un musical que sin estridencias, ha logrado ubicarse entre los mejores de la temporada.
Ficha:
Con: Agostina Becco, Walter Canella, Hernán Castelli, Ángel Hernández, Agustín Iannone, Matías Marastoni, Nicolás Martínez, Ro Noziglia, Mica Romano, Sofía Val, Bárbara Willis, Valentín Zaninelli
Músicos: Pablo Citarella (piano), Pablo Salzman (guitarra / bajo), Edgardo Roberto Saver (batería), Titi Chiappero (cello) y Martín Sciaccaluga (guitarra)
Con dirección de Julio Panno, coreografía de Verónica Pecollo, dirección musical de Gaspar Scabuzzo, dirección vocal de Florencia Carchak y María Hernández
PRODUCCIÓN GENERAL:
Raúl S. Algán (Algán), Luli Brindisi y Franco Castronuovo (Franca’s)
TRADUCCIÓN: Antonella Cicconi y Alexia Polasky
ADAPTACIÓN: Julio Panno y Ro Noziglia
ASISTENCIA DE DIRECCIÓN: Miriam Costamagna
ASISTENCIA DE COREOGRAFÍA: Natalia Ferreira
PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Camila Pérsico
ASISTENTES DE PRODUCCIÓN:
Mercedes Villegas – Estanislao Molteni Zein – Felicitas Carman
DISEÑO DE VESTUARIO: Mariana Seropi
DISEÑO DE MAKE-UP: Sole Capano Pérez
DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA: Isabel Gual
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Leo Muñoz y Julio Panno
DISEÑO DE SONIDO: Gastón Briski
DISEÑO AUDIOVISUAL: Agustín Iannone
PRODUCCIÓN TÉCNICA: Carolina Perrotta
STAGE MANAGER: Miriam Costamagna
COMMUNITY MANAGER: Aldana Carretino
COMUNICACIÓN: Luli Brindisi – Santiago Cano Moffat
PRENSA: Varas Otero
Con libro de Steven Sater y Jessie Nelson. Música de Duncan Sheik y letras de Steven Sater.
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