El arte de hacer aparecer

Es difícil de poner el dedo en qué hace al acto creativo. La lógica del acontecimiento supone una serie de dificultades y problemas filosóficos que llenan libros y libros sobre su desocultamiento. Lo cierto es que los juegos del arte desafían esta premisa constantemente, al menos cuando persiguen dicha premisa, la de crear algo inédito, la de hacer aparecer. Esto es, sin duda, el caso de Quién es el séptimo, una creación colectiva y espontánea bajo la tutela de Yoska Lázaro.

De nada sirve hablar aquí de tramas, géneros ni limites que coartan el sentido. Funciona en cambio, la premisa, la edición, el choque de sentidos. Lázaro trabaja con un talentoso elenco de jóvenes: Laura Biondi, Senastián Edelstein, Javi Lindenbaum, Mariana Medina, Daniel More, Esteban Nerone, Macarena Rumiano, Noelia Vera; es preciso nombrar a cada uno, son materia y motor del espectáculo. Ellos y ellas nos reciben con un ejercicio teatral, dando muestra de su entrenamiento. Frases cruzadas, cruces uno a uno, movimientos marcados, todo lo que funciona como una desorientación inicial para el espectador, un llamado a abandonar preconceptos de quienes nos encontramos regularmente de este lado del escenario. Terminado el proceso, breves palabras del director y tal vez (nada es seguro) de alguno de sus actores, nos remiten a este espectáculo en donde no hay dos funciones iguales. En un extremo de la escena, unos banquillos, donde quienes no participan del cuadro tomo nota para los actos venideros. Todo lo que se sirve, se cocina al momento.

Algunos elementos teatrales nutren el juego: disfraces, luces, música. Su rol es el de potenciar la escena y de circunvalar el sentido. Éste va emergiendo, cuadro a cuadro. Yoska aconseja y recorta cada una de estas situaciones, a medida que van transcurriendo. Poco a poco, se produce el enmascaramiento, la fundamentación, cobra significado la secuencia, en complicidad con los espectadores. Esto, el verdadero acontecimiento teatral, empuja el elenco al límite, sistemáticamente. Cada silencio, cada entrecruzamiento, cada encadenamiento debe servirles para poder continuar. Sin embargo, nervios puestos a prueba, no rehúyen a la comodidad del lugar común. De las tensiones de sus cuerpos se sublima la creación, y así, ellos y ellas van ganando confianza, van pisando cada vez más fuerte, hasta alcanzar al fin aquella trama suspensiva, que desemboca en una historia inédita.

Paradójicamente, está todo dicho: Quien es el séptimo es un verdadero acontecimiento inédito del espacio teatral. Lejos de un mero juego de interpretación, la propuesta es simplemente irresistible. Es un mundo de creaciones teatrales que se renueva velada a velada. Demás está decir ya que el talento de sus integrantes hace de esto un potente espectáculo al cual asistir una y otra vez, sin dejar de sorprenderse nunca.