Un hombre con gafas de pasta

Un hombre con gafas de pasta

Una de terror.

Aun sorprendida, me siento a escribir esta reseña sobre “Un hombre con gafas de pasta”. Los catalanes se caracterizan, desde mi humilde opinión, por romper los moldes, ser vanguardistas, revolucionarios. Y la obra de Jordi Casanovas no es la excepción. Rompe con lo que el espectador espera encontrar.

La obra comienza con una conocida situación, para unos más para otros menos, de consolar a una amiga recién separada. Un matrimonio amigo ¿hará? todo lo posible por sacarla de su tristeza.

La primera parte de la historia tiene un ritmo vertiginoso, donde las actuaciones de Paula Marull y Paula Manzonabe se destacan por su ductilidad para trabajar la comicidad. El elenco se completa con la dupla masculina, Ramiro Agüero y Marcelo Meligno. éste último interpretando al candidato (Marcos) que le presentarán Oscar y Lara a su amiga Ana. Un poeta con aires de intelectual, snob, misterioso, hipster y un toque soberbio, que protagoniza una de las mejores escenas al recitar un poema de su autoría.

La acción transcurre en un living de clase media conectado con la cocina de la casa, sin embargo el espectador no puede visualizar lo que sucede allí. La escenografía diseñada por Matías Sasaki contribuye de gran manera al dinamismo que requiere la obra.

El diseño de vestuario, a cargo de Peta Acevedo, ayuda a la caracterización de cada personaje –algunos de ellos con varios cambios de vestuario- y cobra un rol importante en el desarrollo  visual y dramatúrgico.

“Un hombre con gafas de pasta” escapa a los rótulos. Sobe el final, la obra sorprende al dar un vuelco inesperado que, debo disculparme con usted lector, no podré revelar. Usted sabrá comprenderme. Deberá presenciarlo usted mismo.

Ficha:

Elenco: Marcelo Melingo (Marcos), Paula Manzone (Ana), Paula Marull (Lara) y Ramiro Agüero (Oscar)
Autor: Jordi Casanovas
Dirección: Silvia Gómez Giusto

Categorías: Reseñas

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