Honrar la vida

La obra cuenta la historia de dos personas que se encuentran por casualidad (¿o causalidad quizás?) en el banco de una plaza una tarde de otoño donde el cielo gris amenaza con traer lluvia. Fernanda (Carolina Avigliano) y  Lautaro (Guillermo Orcellet) comienzan a conocerse dialogando sobre diferentes temas que parecieran banales, en un principio, pero que luego van tomando otra importancia, otro sentido. Nos damos cuenta de que ambos atraviesan situaciones límites en sus vidas, momentos difíciles, crisis existenciales por diferentes motivos. Estas confidencias que poco a poco se realizan los personajes, crean un vínculo muy cercano de intimidad entre ellos. Se sienten identificados tanto positivamente como negativamente entre sí, por momentos se atraen, por otros momentos se rechazan. Descubren que a pesar de vivir historias muy diferentes, hay muchas similitudes, muchas coincidencias, algo que los une: el infortunio, la desdicha, la tristeza, el dolor.  Pero ambos tienen maneras muy distintas de enfrentar estas situaciones. Mientras uno de los personajes opta por la desesperanza, por la negatividad, el otro por el optimismo, creyendo en que las condiciones aunque sean de lo más adversas pueden cambiar, o cuanto menos, la forma de ver las cosas hace que estas sean más leves y puedan sobrellevarse mejor las situaciones problemáticas, aún las circunstancias irreversibles de la vida, las que no tienen solución.

Alejo Beccar, quien escribió, dirigió y realizó el diseño de espacio e iluminación, basó la historia en hechos reales que les sucedieron a personas de su entorno.

Las actuaciones son muy convincentes, transmitiéndonos y dejándonos atravesar por cada palabra del texto. Lo importante en esta puesta no es tanto la acción, sino la palabra. La palabra adquiere un poder preponderante en escena. Nos permite conocer a los personajes, sus preocupaciones, sus heridas, sus deseos y nos posibilita reconstruir sus historias de vida.

Sin dudas esta obra nos deja pensando en la importancia de vivir el presente con intensidad, de estar plenamente en el aquí y ahora, del disfrutar de los pequeños placeres de la vida, de los momentos a los cuales muchas veces no les prestamos atención o no los valoramos. Nos hace recapacitar sobre lo efímera que es la vida. Simplemente sucede.

Ficha:

Elenco Carolina Avigliano y Guillermo Orcellet

Dramaturgia y dirección: Alejo Beccar