Pollo: el último paripollo del país

Pollo: el último paripollo del país

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: DOMINGOS 20:30 HS.
    ESPACIO CULTURAL URBANO
    ACEVEDO 460 - VILLA CRESPO

 

La crisis como estado mental

En el kilómetro 42 en la ruta camino a Del Viso subsiste, a fines de los 90, el último “restaurante” de parripollo, símbolo de aquella década signada por el despilfarro y la desregulación estatal. Chiqui, el Rey del Pollo, es efectivamente una empresa familiar, un desteñido resultado del cuentapropismo (¿emprendedorismo?) artero que reinó  por aquellos tiempos. Silvia y sus hijos, Lorna  y Jonatan, junto al único empleado que les queda, no ven pasar un peso (¿o un dólar?) pero si cientos de autos que apenas se detienen en ese kilómetro maldito. Pero, como no podía ser de otra manera, una serie de circunstancias fortuitas (con viaje en el tiempo incluido) cambiarán para siempre el destino de este bodegón de mala muerte. Paradójicamente, aunque ni un comensal se les apersone, la sala no da abasto para este espectáculo anti-gastronómico del dramaturgo y director Guido Villaclara.

El frío del paraje de ruta recorre una sala cuidadosamente concebida para hacer de la experiencia algo inmersivo. Cajas y cajas de madera, aquellas tan típicas de verdulería, pueblan todo el espacio escénico, haciendo a las veces de mesas, sillas, mostrador, depósito, lo que fuere. Se suman a su vez, artilugios aparentemente inconexos, como lo puede ser una bicicleta fija (de auge no casualmente noventoso), una pantalla que acompaña el relato, cuyo audiovisual corresponde a Felipe Castro. Se le suma la iluminación precisa de Agustí Fassolari, que no solo describe planos de escena, sino también climas y tonos. Completa esta tríada un trabajo sonoro que articula música y sonido de ambiente para transportarnos inequívocamente a esta tierra de nadie, y la explota para que adquiere su tono surrealista.

Cuatro actores bastan para crear un microuniverso que combina pasado con presente y futuro. Ellos no solo encarnan a los protagonistas del misérrimo emprendimiento de gastronomía, sino también narradores metatextuales y hasta personajes prima facie anecdóticos, que en realidad anclan el relato en la historia, para luego jugar con ella y alterarla hasta sus peores consecuencias. El crédito de ello no es solo para un elenco implacable, sino también de un texto cuidado, crítico de la época y de sí mismo, que se permite varios planos de narración para poder jugar con ellos, subvertirlos y, sobre todo, sembrar carcajadas en la platea.

Pollo: el último paripollo del país exhibe una inigualable puesta llevada a cabo con talento, y nos sirve, al plato, una reflexión sobre la relación entre pasado y futuro. ¿En qué consiste la historia? ¿El pasado está escrito o se reescribe cada vez que tratamos de escribir nuestro futuro? Este y muchas otras temáticas se ponen sobre la mesa, con el chori mariposa y la pechuga “Walt Disney”, para que el espectador digiera este teatro original, sumamente vigente y cocido al detalle, para bajar con risas.

Ficha:

Dramaturgia y dirección: Guido Villaclara

Actúan: Cristian Cimminelli, Mirta Israel, Lucila Casalis, León Perazzone

Categorías: Reseñas

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