Ante todo el honor

Un prestigioso juez que dedica su vida a pregonar el culto a la ley y la moral, se encuentra acorralado por un terrible secreto desconocido por sus afectos más cercanos; detrás de esa fachada de hombre respetable e impoluto se esconde un jugador compulsivo que está a pasos de perderlo todo. Sus hijos -totalmente ajenos a la conducta del padre- disfrutan de una vida de derroches y despilfarros que sin saberlo lo acercará más al abismo. Las deudas lo acosan y solo hay un amigo sincero que intenta ayudarlo, pero su orgullo se lo impide, a pesar de saberse sin escapatoria. El entorno vicioso que lo rodea está conformado por esos cómplices del juego, que ven en él una fuente de negocios sucios y de plata manchada por la deshonra; solo se preocupan por tirar más y más de la soga y lo empujan al límite donde encuentra una salida trágica para remediar la vergüenza a donde ha llegado y a donde va a llevar a los suyos. Esa hombría de bien que supo cultivar durante toda su vida estalla en mil pedazos y no encuentra forma de reconstruirla. La paradoja del destino lo hace enfrentar paralelamente como juez con un caso donde debe sentenciar sobre alguien quien perdido por el juego comete un delito, y todo lo aprendido durante años de estudio y experiencia profesional entra en conflicto con su propio ser. Pero el tiempo se acorta, y la decisión ya está tomada.

“Hombres de honor” es una interesante pieza escrita por Armando Discépolo en 1923 donde el autor -a partir del protagonista- hace una crítica social a la moral de la época. En esta ocasión su director Matías Leites propone una atinada adaptación de la obra, donde a partir del ambiente intimista generado por la disposición escénica a tres frentes, los personajes se sumergen en un mar de emociones y sentimientos enfrentados, y donde los conflictos personales estallan potenciados por la cercanía. Un elenco destacado que vibra en la misma sincronía encabezado por Mariano Ulanovsky (juez Varela), Greta Guthauser (Marta, su hija), Marcos Horrisberger (Mario, su hijo), Fabián Caero (Leandro, su amigo), Lorena Saizar (esposa del condenado), y sus cómplices de juego: Roberto Cappella (Diersi), Juan Pablo Kexel (Ardanaz) y Martín Navarro (Macías). La puesta se destaca por una escenografía despojada en la que sobresalen unos pocos elementos, entre ellos el escritorio/mesa de juego (punto neurálgico del drama), un sillón y un fonógrafo (crea cierta ambientación). La misma está a cargo de Marta Albertinazzi, quien además es responsable del maravilloso vestuario de época, de tonos oscuros, que acentúa el clima sombrío de la obra. Las luces cumplen otro rol fundamental en la acción dramática, destacándose los momentos de claroscuros y penumbras.

“Hombres de honor” es una aguda pieza que nos lleva a la reflexión sobre la hipocresía social, la caída de los valores, la moral, el honor y la honra, como así también el terrible daño que produce la ludopatía en una persona y en su entorno más cercano. A pesar de lo lejano de su escritura, las temáticas que se abordan son atemporales; podemos encontrar casos de los más variados en la actualidad que remiten inexorablemente a las mismas conflictividades. Para ver, para disfrutar y para pensar.

Ficha:

Dirección: Matías Leites

Actúan: Mariano Ulanovsky, Greta Gurhauser, Fabián Caero, Marcos Horrisberger, Lorena Saizar, Roberto Cappella, Juan Pablo Kexel y Martín Navarro