Crónica de una muerte devaluada

Crónica de una muerte devaluada

La excentricidad de la crisis

Es inevitable pensar en 2001 como el álgido momento político y social que supimos conseguir, pero a su vez, tragedia de lado, es cada vez más común conocer su cara más irónica. Con esa premisa, Crónica de una muerte devaluada explora las desventuras de un country de nuevos ricos en plena instauración del corralito, con una dudosa muerte, excesos y, sobre todo, personajes absurdos.

Con apenas una reja de fondo, desde el escenario se respira un aire de exclusividad, de parque privatizado para los placeres de pocos. Pronto se presentan una serie de protagonistas de lo más ridículos, pintándonos así este cuadro surrealista: empleados de seguridad que brillan por su incompetencia, productores mediáticos de inmorales prácticas, ricachones caricaturizados por su afición a la equitación, gurúes de cuestionables talentos, famosos unidimensionales, hermanos al borde del incesto, un político que rememora a aquel presidente entonces expulsado y hasta una tortuga que habla. Los reúne la locura y la preocupación por el futuro de Los Linares Country Club, su burbuja frente a un país convulsionado. Su risible temor por no poder sostener sus riquezas los lleva a una idea igual de delirante: grabar una publicidad para conseguir inversores.

El grotesco es la motivación principal de la acción. Con pequeños instantes para brillar de cada uno de los personajes, todos ellos toman la luz para exhibir sus pasos de comedia, que van desde el humor físico hasta los monólogos en complicidad del público. La linealidad de la trama se va diluyendo en favor del humor, que apunta justamente a subrayar la ignorancia en la que estos privilegiados viven, aislados de cualquier realidad, al punto de cortar relación con ella, de mostrar síntomas de chifladura. El desenlace es entonces el punto álgido del in crescendo demencial que los actores y actrices logran construir.

Sin mayores pretensiones que las de entretener y recursos claros y directos a la risa, Crónica de una muerte devaluada divierte a la platea durante poco más de una hora de excentricidad y humor de personajes. Un notable ejercicio de indagación de la risa en tiempos de crisis.

Ficha:

Actores: Roxana Andres, Marina Arias Vivarelli, Victoria Arrabaça, Nehuen Bauer, Daniel Ibarra, Pablito Lancone, Normando Martin, Alexis Mazzitelli, Dani Olmi, Germán Silvero

Director:  Sebastián Kirszner

 

Categorías: Reseñas

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