Elegir el camino.

Un bello trabajo basado en la poética de Fedor Dostoievski. Una obra para amantes de la poesía y de la calma, dado que ni aún en los momentos de mayor arrebato se pierde el aire de sigilo con que está construida.
Un ser algo etéreo, joven aún, surge de un capullo. En la soledad de una playa nocturna relata su pena por no haber conocido la dulzura de un amor profundo y perturbador. Lo narra con pesar, con vacío, pero también reconoce que le ha faltado valor para permitirse entregarse a una unión que trascendiera la pasión del cuerpo y le significara perder su autonomía; la tranquilidad de no estar perdido en el devenir de un sentimiento que implique un riesgo. Esa dualidad de desear conocer la entrega absoluta pero al mismo tiempo temerle. El miedo es un oponente duro de vencer porque está en el mismo lugar que el deseo, jugando una partida que puede ser infinita si nos habituamos a ello.
Una obra con textos en verso que se repiten una y otra vez, como un oleaje tranquilo que llega a la playa y se va, incesantemente, sólo para volver nuevamente.
Juan Manuel Besteiro, vestido de blanco virginal se luce en escena por la disponibilidad de su cuerpo y la presencia de su voz. Juega por el espacio mientras sigue ese debate interno. Lo que hay que vencer para dejar de ser oruga. Con presencia de trashumante, produce permanentemente imágenes oníricas. Junto a él, en escena, Juan Manuel Bevacqua aporta la música y sonoridad de la obra en una bellísima performance que incluye teclados, percusión y una voz maravillosa; como un chamán, alimenta el clima místico de la propuesta y dispara sonidos que Besteiro traducirá en acciones, logrando que el conjunto sea mágico. La voz en off de María Viau brindará una esperanza final.

Ficha:
Autor: Pablo Mascareño
Protagonistas: Juan Manuel Besteiro: actor, cantante. Juan Manuel Bevacqua: música original y resonancia sonora en vivo.
Voz en off: María Viau
Escenografía, Vestuario, Iluminación y Dirección General: Herminia Jensezian