¡Ésta es la foto de mi vida! ¡Que nadie se mueva!
Melancolía, melancolía… Todo se tiñe de melancolía en ésta atrapante historia que nos regala la dramaturga, co-directora y también actriz, Natalia Miranda.
Romina está de viaje por la ruta hacia la Bahía. Hace dedo. Javier la ve y la levanta.
Un viaje de dos personas que parecen cuatro por la presencia de sus pensamientos.
Lucha constante entre el corazón y la mente.
Un auto: asientos traseros, asiento del co-piloto, asiento del piloto. Cada lugar significa algo, cumple cierta función en el viaje. Este tipo de detalles son los que no se dejan pasar en ésta obra tan bien contada, tan bien actuada.
Los viajes en auto (y lo que sucede en ellos) generalmente son una anécdota transcendental para contar a quienes nos reciben en destino.
Desde que la función comienza nos subimos a ese auto con Romina y Javier, y transitamos todas las emociones que ellos van atravesando, así como nos asaltan sus voces internas.
Un hermoso manejo de la metáfora y del recuerdo.
El álbum de fotos de alguna fiesta: ícono ejemplar de la nostalgia. Los que ya no están, los que siguen estando, los que se distanciaron, los que se separaron, los que formaron familia. Y todos más viejos.
Las actuaciones son impecables y muy parejas. Todos los actores tienen un gran manejo de la escucha en escena.
Los movimientos a cargo de Laura Vago son imprescindibles para expandir la ficción y no dejarla concentrada dentro del auto.
La escenografía es sencilla, completamente funcional y no por ello poco atractiva. Más bien todo lo contrario.
El recurso del paisaje completa la tarea de Laura Vago y de los actores para generar el paso del tiempo y las velocidades. Una acertada incorporación por parte de Flor Sartelli y la autora.
La música de Leonardo Edul envuelve a “Ruta ir y venir” con más y más melancolía.
Para aquellos que son sensibles, lágrima asegurada.

Ficha:

Texto: Natalia Miranda

Actores: Adrián Murga, Soledad Piacenza, Leonardo Edul y Natalia Miranda.

Asistencia General: Flor Sarteli.

Producción general: Compañía Biombo de Ciruelos.

Dirección y puesta en escena: Leonardo Edul y Natalia Miranda.