Como cuidar lo nuestro

En una casa de familia, decentemente amueblada, vive Don Ramón.

Existe en su vida, y por extensión de buen patriarca en la de toda su familia, un momento trascendental, es el momento en que se autopercibe médium, que descubre que puede comunicarse con los espíritus de los que ya no están entre los vivos, y estos develarle misterios y verdades ocultas.

Cree que la mentira es un pecado terrenal y como oráculo de entre casa, hace del más allá su singular fuente de consulta.

No está solo en esta certeza, siendo hombre resuelto y ejemplar, logra convencer de sus facultades a todos en la casa, familiares y allegados.

Naturalmente, estos poderes nunca llegan solos, y es ahí donde comienza la historia.

 

Una obra encantada

Una cuidada selección de objetos, un vestuario minuciosamente trabajado, junto con muebles y fotografías antiguas, componen fielmente la representación temporal, respetando en su disposición y uso las indicaciones originales del último texto escrito por Gregorio de Laferrer y estrenado en 1911.

 

La dirección de actores tiene una exactitud coreográfica, cada movimiento está marcado para lograr un mecanismo de precisión relojera, entradas, salidas, desplazamientos e interacciones de los personajes forman una figura continua y le dan a la obra un crescendo ininterrumpido, construyendo como un presagio su irremediable final.

 

Si bien con los objetos, la puesta reconstruye la sociedad de la época, hay momentos precisos donde los intérpretes rompen la gestualidad naturalista construyendo personajes extrañados, marcando un creativo contrapunto que amalgama al disparate que presenta la obra

 

Los Invisibles retrata con mordacidad la sociedad burgesa de la época, y sigue siendo hoy una comedia actual y entretenida, pero como todo retrato de una época es improbable imaginar lo que significo en su estreno, momento en que en la ciudad de Buenos Aires existía la Confederación Argentina de espiritismo, que agrupaba a quince instituciones y un sin número de brujos, curanderos y arregladores de desinteligencias.

 

La puesta en escena de esta obra tiene, además del valioso trabajo artístico, la función primordial de cuidar el legado histórico cultural, ya que nada se construye sin conocer y respetar los cimientos.

Es por esto valiosa, entre otras cosas, pero primordialmente porque es la representación y puesta en escena la única manera de poder conservar vivo el legado teatral, en este caso nada menos que el de la ciudad de Buenos Aires.

 

Ficha

 

intérpretes:

Rubén Ramírez

Laura Dantonio

Laura Wich

Anabella Valencia

Miranda Bruckner

Charlie Lombardi

Mauro Pelle

 

Miguel Vallcaneras

Juan López

Alejandra López Molina

Lucas Ghiglione

Atilio Farina

 

Dirección:

Eleonora Maristany

 

 

Género:

Comedia