Mujeres de armas tomar

En las últimas décadas, el avance de la mujer en el cuerpo policial ha sido significativo. Más del cuarenta por ciento del personal de la bonaerense es femenino. Sin embargo, la policía sigue teniendo un orden jerárquico machista y verticalista, que le impide a la mujer llegar a tener cargos altos. Muy pocas llegan a ser comisarias. Es uno de los tantos trabajos, profesiones u oficios en los cuales las cuestiones de género determinan cierta particularidad en el orden de las desigualdades.

Por otro lado, la dureza de la labor de un oficial, el riesgo de la calle, el peligro que enfrentan al combatir la delincuencia, hace de la tarea del policía un mundo plagado de mitos y estigmatizaciones. La corrupción, la falta de profesionalización, y las tramas internas entre delincuentes y oficiales son algunos de los ítems que habitan el imaginario colectivo con respecto a esta fuerza del orden.

Bernardo Cappa decide adentrarse en este mundo con mucho humor y, a la vez, de una forma cruda. Las cuatro mujeres, juegan con algunos de los estereotipos de la mujer policía: la masculinización en sus conductas, la falta de recursos intelectuales, el lesbianismo, la picardía, la manipulación y el abuso de poder. El contexto que elige para contar la historia es el ascenso a comisaria de la oficial, a quien llaman la “Orca”, interpretado maravillosamente por Silvia Villazur. En dicho nombramiento, ella junto a La Tarta (Sabrina Lara), La Suricata (Maia Lancioni) y La Monja (Cecilia Tognola) planean tomar una pequeña venganza contra el ex comisario Benavidez, a quien culpan por la muerte de una compañera. Entre las cuatro se encargarán de montar el acto con el fin de distraer la atención de los oficiales y poder llevar a cabo su plan. Desde ya, las intrigas, los juegos de poder y las alianzas internas del grupo, hacen mella poniendo constantemente en peligro la misión.

Las guirnaldas azul y blancas de cotillón, las escarapelas, una paloma del decorado que no encuentra su lugar, construyen en la escena un lugar precario de un patriotismo atado con alambres. El micrófono ocupa un lugar central. Allí el discurso será instaurado como parte de el encubrimiento y de la farsa que pretende ser montada. Es más que paradójico que sea una agente tartamuda quien lo propicie.

Las actuaciones son sin dudas destacables. Comenzando con Silvia Villazur, quien logra darle una presencia y una impronta a su personaje que lo hace entrañable, pasando de lo dramático a lo cómico con una gran resolución. Así como también, Sabrina Lara, una actriz con mucho talento que pone en escena todos sus recursos, contrayendo desde lo corporal y gestual un personaje sin fisuras. Maia Lancioni y Cecilia Tognola saben estar a la altura de estas interpretaciones representando con mucha calidad y precisión sus personajes.

Las vengadoras es una obra que explora un mundo poco habitado en la escena teatral de la actualidad. Con mucho humor logra que el espectador se meta en una realidad que en principio le es ajena, y pueda reflexionar luego, sobre temas tan importantes como las cuestiones de género, la seguridad y el funcionamiento de nuestras instituciones.

 

Ficha:

Intérpretes: Maia Lancioni, Sabrina Lara, Cecilia Tognola, Silvia Villazur

Dirección: Bernardo Cappa