La conducta de los pájaros
Ficha
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Prensa:
Carolina Alfonso
Las ideas que nunca mueren
A partir de un dialogo imaginario entre dos figuras importantes de la historia y la política como Rosa Luxemburgo y Manuel Ugarte, se entreteje la trama de esta obra. Estos dos intelectuales discurren y enfrentan sus posiciones, revisan sus contradicciones, y sus fisuras ideológicas. Porque la revolución- como sostenía León Trotski- es permanente. La mirada crítica de uno hacia otro y, a su vez, hacia su propio pensamiento, abrirá el juego entre ambos.
Se cruzaron en el año 1907, cuando Ugarte, en representación del partido socialista argentino, participó del congreso de la Segunda Internacional. Los temas más representativos de aquel encuentro fueron: la posible guerra mundial y la actitud ante el colonialismo. Estos dos emblemáticos representantes del pensamiento de izquierda: ¿Se hablaron realmente en aquella ocasión? ¿Cruzaron alguna palabra en concreto? ¿Debatieron sus ideas? Eso es anecdótico. Poco importa. Porque lo realmente importante es si sus ideas nos pueden ayudar a entender el mundo actual. Para eso los evoca un personaje llamado Litero. Un joven, que se piensa e interroga en una realidad muy distinta a la de aquellos años, pero con algunos puntos en común; que aún sueña con una revolución; que aspira a una justicia social, y a un cambio profundo donde los pueblos finalmente puedan ser libres y autodeterminados.
La dramaturgia de Vicente Muleiro y Norman Briski expone un análisis exhaustivo de la historia, del contexto, y la biografía de los personajes. Los textos son contundentes. Logran darle entidad a la voz de estos dos intelectuales y, a su vez, construyen en Litero ese puente necesario para la comprensión de sus ideas. La dirección, en consonancia con la estética de un teatro político, no pretende generar ninguna ilusión de verdad o realismo burgués. Si bien los intérpretes encarnan sus papeles de manera creíble, el trasfondo escenográfico está compuesto en el plano de las ideas y símbolos; como forma de estimular la reflexión más que la emoción en el espectador. El dispositivo escénico, maravillosamente montado, hace que los actores puedan tomar posesión de una especie de palcos de estructura metálica que les permite, al mismo tiempo, desplazarse por el espacio. Las luces dentro de la escena, el vestuario, las proyecciones, las imágenes de sombras contra la pared, las máscaras planas, son recursos que configuran una poética bien clara y definida.
El trabajo de los interpretes es notorio. No solo asumen el compromiso y el desafío de estos personajes con total solvencia, sino que su entrega en el escenario es absoluta. Logran apropiarse de un texto complejo dándole cuerpo y precisión a cada palabra. A lo que suman también, una destreza corporal necesaria para el lenguaje de la obra.
“La conducta de los pájaros” contiene una estética consolidada y no habitual dentro de la cartelera teatral. Es una oportunidad para poder reflexionar y repensarse dentro de un conjunto colectivo, de una comunidad, de un país, de un continente; porque siempre habrá un otro que nos estará esperando para construir un mundo mejor.
Ficha:
Intérpretes: Juan Washington Felice Astorga, Guillermo Bechthold, Federico Rodríguez Moreno y Eliana Wassermann
Dirección: Norman Briski
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