¿Qué puede ser peor que una vida de postergaciones?

En una atmósfera onírica, dada especialmente por  el efecto de las tonalidades azules atravesadas por el humo y las sombras, el espacio invita a introducirse en aquel mundo tan hostil y, por momentos, tan cruel como humano que, comprometida y poéticamente supo retratar Roberto Emilio Godofredo Arlt. Escritor, periodista y dramaturgo, dio cuenta, con la crudeza del realismo, lo vil de la urbanidad, eso que, la mayoría de las veces, se oculta bajo la sombra de la hipocresía y las mezquindades. Una pieza narrativa, en esta oportunidad, llevada con habilidad y gran dominio estético  a los escenarios de la cartelera porteña, bajo la dramaturgia de Luís Saéz y  la dirección de Fernando Alegre.

La puesta propone y expone, en un diálogo continuo e intenso, los sueños y deseos más ambiciosos del rubio y del rengo, dos personajes hermanados por la pobreza. Un poco locos y caricaturescos aunque extremadamente tenaces en el afán de pertenecer y poder, al fin, mejorar su calidad de vida. La impotencia, el honor  y la ambición  jugarán las cartas para que, fatídicamente, su búsqueda caiga en la enajenación y la traición gane la partida.

La figura femenina, solo nombrada, gravita incisiva en sus libertades impulsando la acción.         

Los artificios del teatro, luces y mobiliario, proponen el juego: una mesa central traslada al espectador a un  mercado, a una taberna-tapera, a un calabozo… todo el elemento escénico se resignifica, gira y funciona en torno a estos seres desclasados. La pasión y la emoción cobran mayor fuerza en los monólogos que con lograda alternancia ejecutan los intérpretes: el Rengo (Omar Lopardo) y el Rubio, Silvio Drodman (Jorge Taiana).

“-Nunca a mí me pasó nada como la gente-” reflexionan con la impotencia y la rebeldía de no querer contentarse y someterse a sus destinos.

La propuesta escénica se acomodó a las sugerencias propias del escritor adaptador y junto con la composición general del director se consiguió rescatar la esencia y alguna coincidencia con la realidad que Roberto Arlt pretendió demostrar en una época nada ajena a la actual. Estéticamente, un resultado magnífico.

 

Ficha

Intérpretes: Omar Lopardo, Jorge Taiana

Dirección: Fernando Alegre

Género: drama