Una mirada amorosa

Una puesta en escena desarrollada sobre el imaginario de Miguel Wahren a partir de los textos y biografía de la escritora y también música neozelandesa Katherine Mansfield.

“Todo debe ser dicho con cierto sentido misterioso, con un brillo, un resplandor crepuscular, pero tú, mi pequeño sol de todo ello, te has puesto. Has caído del deslumbrante borde del mundo. Ahora yo debo cumplir mi parte. Pero quisiera que no hiciera tanto frío. El frío me asusta”

Este texto pertenece al diario de Katherine Mansfield.

Estas palabras sintetizan el corazón y el recorrido de la obra y funcionan como concepto rector de la puesta en escena de este unipersonal.

Y aquel verbo fue hecho carne…

Desde la oscuridad primigenia, alumbra una frágil figura recortada sobre un fondo infinito

una reina en su cetro rodeada de oscuridad y tinieblas.

Entonces el cuerpo comienza a construir con palabras un diálogo con sus propias imágenes, imágenes del mundo imaginado por Wahrem.

Como una médium en trance, la actriz Milagros Almeida, en lograda similitud física, trae a este mundo las palabras de Mansfield, las escribe en el aire, las susurra, las grita. En ese trance canta, baila y gesticula, le habla al público, a sus fantasías y a sus recuerdos.

Tal vez no eran de tonos ocres y sepias Londres o París de principios del siglo veinte, lugares donde vivió y escribió la autora, pero el tono casi monocromático que le da a la escena los elemento de madera y las luces predominantemente blancas remiten sin esfuerzo a esa época.

El trabajo de luces, de corte expresionista, merece ser destacado, por lo preciso y estudiado, cada escena tiene una puesta particular y denota que se la ha dedicado más tiempo y trabajo del que habitualmente ocupan las puestas.

Hay algo tal vez inefable, pero encantadoramente infantil que atraviesa la puesta

No quiero escribir; quiero vivir, escribió Mansfield.

Esta obra se ocupa de ese deseo.

 

Ficha

Actriz: Milagros Almeida

Dirección: Miguel Wahren

 

Género: unipersonal