No hay mal que por bien no venga

Guadalupe acompaña a su amiga a una exposición de arte. Mientras la recorre escucha como le cuenta sobre sus dificultades en la relación con su pareja. Su amiga tiene la vida resuelta desde lo económico; a su marido le va muy bien, y compensa sus desatenciones con costosos regalos. Por otro lado, es un hombre muy atractivo que ha sabido triunfar desde lo profesional siendo un exitoso abogado. En cambio, Guadalupe tiene un marido que a penas se gana la vida como diseñador gráfico, y a ella no le queda otra que trabajar como agente inmobiliaria para solventar los gastos de la familia.

La vida soñada de su amiga lejos está de la suya. La escucha, intentando ponerse es su lugar, pero en el fondo piensa que se queja por tonterías, y trata de ocultar los celos que siente por la vida que a la otra le toco vivir. Sin embargo, todo cambia cuando ella le comenta a su amiga que tiene un problema con una sucesión por una herencia: estaba trabada desde lo burocrático y le era muy difícil resolver esa cuestión. Su amiga le ofrece la ayuda de su marido que casualmente tenía contactos con alguien muy influyente en la zona donde estaba la propiedad: solo debía irse unos días con él, que también viajaría hasta aquel lugar por cuestiones de trabajo. Lo que nunca se habría imaginado, es que ese viaje pondría su vida patas para arriba.

Lautaro Vilo escribe y dirige esta obra en la cual la protagonista es una mujer común -de clase media- que aspira a una vida que está lejos de su alcance y trata de convivir con sus frustraciones y las aspiraciones que no pudo concretar a lo largo de los años. Con humor transita las etapas de ese duro camino que la lleva a entender cuáles son sus limitaciones, aceptando las condiciones y circunstancias en las que vive, su trabajo, su familia, la pareja que de alguna manera eligió.

El trabajo de Verónica Pelaccini es, sin dudas, destacable. Logra hacer que su personaje recorra con sutileza un amplio abanico de emociones y contradicciones. Su sensibilidad como actriz la sostiene en escena con gran solvencia capturando la atención del público que nunca decae.

La escenografía funcional y utilitaria no pretende crear o definir un espacio real o concreto con la intención de que el personaje pueda, con pocos elementos, transformar los diferentes espacios. El diseño de luces resulta también de importancia para que esta propuesta se lleve a cabo.

“El Bien” es un obra que esta muy bien contada; con una excelente actuación de la protagonista y una trama ágil y dinámica.

Ficha:

Intérpretes: Verónica Pelaccini

Dirección y dramaturgia: Lautaro Vilo

Género: Comedia