Días y noches tan lejos de Moscú

Días y noches tan lejos de Moscú

El diablo sintió tedio

 

Días y noches tan lejos de Moscú, es una adaptación de “La Gaviota” de Chéjov. Está situada en la Rusia de principios del siglo xx, en la casa de Pedro (Ariel Siragusa), en donde su hermana Arkadina Irina (Gaby Minardi) actriz consagrada, su pareja Boris (Matías Bongiovanni), Konstantín, hijo de Irina (Joaquin Cejas), viven momentos muy intensos en cuanto a sentimientos, junto con la presencia de Nina (Sofia Lucrecia), Masha (Maria Ines Cabaleiro) y Simón Medvenko (Lucas Soriano).

La obra se centra en la angustia existencial y la lucha interna de Konstantín, un joven atrapado entre el deseo de reconocimiento y la sensación de fracaso. Su frustración está intensificada por la relación ambivalente con su madre y los celos que siente hacia Boris. Konstantín es un personaje trágico y complejo, cuya desesperación y vulnerabilidad resaltan la sensación de vacío y falta de propósito en su vida.

Por otro lado, Nina, simbolizando a «La Gaviota»: El arco de Nina va a ser central en esta adaptación, y el símbolo de la gaviota representa su destino trágico y la pérdida de inocencia. Ella es seducida por el glamour de Boris y de la vida en Moscú, pero termina destrozada y aislada, viviendo las consecuencias de sus decisiones y de la manipulación de Boris. Esta transformación subraya temas como el costo del éxito y la fragilidad de los sueños juveniles.

Tanto Konstantín como Nina y Masha, encarnan diferentes tipos de amor no correspondido. Masha, atrapada en un matrimonio con Simón, va a ser un personaje que también sufrirá por su amor frustrado hacia Konstantín, lo cual va a añadir una dimensión de resignación y sufrimiento cotidiano a la trama.

La gaviota muerta representa un poderoso símbolo de los sueños destruidos, tanto para Konstantín como para Nina, como sucede en la obra original de Chejov.

La tragedia es una poderosa declaración sobre el dolor de los sueños rotos. Logra reflejar de manera aún más cruda cómo la búsqueda de éxito o amor puede llevar a la autodestrucción.

La atmósfera de esta obra lúgubre y opresiva, para transmitir el malestar emocional y la sensación de atrapamiento que sienten los personajes.

El vestuario y la iluminación juegan un papel crucial, sobre todo en el desarrollo de Nina. Al comienzo, ella luce un vestido blanco decorado con flores amarillas, en donde se aprecia una obra, caracterizada por ella, en total oscuridad, y la luz de una linterna sigue la figura de su rostro. Al final de la obra se reduce a un vestido simple y sin adornos. Este cambio visual marca simbólicamente su transformación: de una joven llena de sueños a una mujer desencantada y herida. Esta evolución, reforzada por los cambios sutiles en el vestuario de otros personajes, subraya el paso del tiempo sin la necesidad de interrupciones ni transiciones escénicas abruptas.

En conclusión, esta versión de La Gaviota logra reflejar una verdad atemporal sobre las aspiraciones humanas y la desesperanza que a menudo las acompaña. La obra es recomendable para quienes buscan una experiencia teatral profunda y conmovedora, con una visión moderna que no sacrifica la esencia de la tragedia humana original de Chéjov.

Días y noches tan lejos de Moscú es una adaptación innovadora que utiliza elementos sencillos para construir una experiencia profunda y simbólica. A través de esta visión de La Gaviota, la obra invita a reflexionar sobre la frustración, los sueños rotos y el doloroso camino de la creación artística.

 

Ficha

 

Autoría: Patricia Suárez

Actúan: Joaquín cejas, Matías González Bongiovanni, Sofía Ibarra, María Inés Cabaleiro, Gaby Minardi, Ariel Ragusa, Lucas Soriano

Dirección: Julia Blanco, Jorgelina Herrero Pons

Categorías: Reseñas

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