Contra el desgaste de la vida.

Una obra muy, muy bien hecha, con una esmerada dramaturgia de Javier Pomposiello, quien también está a cargo de la dirección.  Resulta maravilloso todo lo que se puede contar en los breves 15-20 minutos que duran las obras de Microteatro cuando están bien pensadas.

Esta es una pieza que pinta y descubre al mismo tiempo la esencia de la flor y nata de la sociedad argentina. Dos mujeres bien, egresadas del `Northlands’, es decir, dos chicas divinas que han tenido acceso a la mejor educación, beben unos tragos en la casa de una de ellas. En esa casa hay un sirviente (si, así; no un trabajador) que manifiesta algunas características muy particulares en su entendimiento y comportamiento en general que dejan a las claras su falta de aptitud para el puesto. Los motivos por los cuales los dueños del lugar lo conservan allí conformarán el nudo oscuro que se irá develando minuto a minuto.

Un living, una picada, sendos vasos y una botella del célebre aperitivo de alcauciles componen la escenografía. Le prestan el cuerpo, la voz y dos pares de ojos gigantes a ellas, Heidi Fauth y Berenice Gandullo;  muy lindas al estilo fino y recatado, carne de matrimonio arreglado. Un trabajo muy medido, propio de la clase que representan, mostrando con remilgado pesar el peor secreto: una bajeza horrible, necesaria para evitar que se derrumbe su pequeño universo de apariencias. Y es que una de ellas tiene como cruz un marido de estirpe débil, sin pergaminos ni apellido pesado y está dispuesta a todo para defender el podio en el que ha logrado colocarlo.

Como ven, unos minutos intensos que se disfrutan plenamente por las actuaciones de estas excelentes y bellas actrices, que con poco despliegue (la propuesta escénica concentra todas las acciones en un mínimo espacio) dicen mucho. Y una historia imperdible. Para reír y horrorizarse en partes iguales.

Ficha:

Actores: Heidi Fauth y Berenice Gandullo

Director general: Javier Pomposiello