Baco polaco

Baco polaco

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    CTBA

 

El poder desborado

La materia prima de esta tragedia criolla es el mito de Las bacantes de Eurípides (409 a C), actualizado en un contexto rural del territorio argentino durante la época del 30, dónde los aires de la modernidad se expresan en la tensión entre el campo y la ciudad.

Mauricio Kartun, reconocido dramaturgo y director del teatro nacional, una vez más pone en escena un texto cargado de idiosincrasia, humor, poesía y talento al que tiene acostumbrado a su público. También ejerce la docencia en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) y en esta oportunidad la totalidad del elenco y equipo técnico son egresados de la misma institución, un gesto de agradecimiento y valorización a la educación pública del país.

En esta versión el Dios Dionisio arriba en tren a tierras pampeanas, bajo el cuidado de una troupe de artistas que recorren pueblos brindando un show musical con un gramófono. Los encargados de difundir la bacanal más allá de la ciudad son tres; dos hermanas, Reina Esther, joven virgen encargada del manejo de la máquina y su hermana Sarita todo lo opuesto a la vitrolera, ambas son opuestas complementarias en la energía que manejan, y las acompaña un empresario alcohólico. Estos personajes citadinos, en varias escenas absorben el rol de coreutas, sin saber que son acompañados por un Dios griego.

Baco o Dionisio, Dios del vino, las fiestas y la desmesura en la tragedia clásica oculta su identidad usando la fachada de un campesino y, en este caso, el disfraz de un peón considerado “opa”, sirviente de estos artistas y enamorado de Reina pero en verdad, él es quién conoce los pormenores de ese viaje puesto que tiene la potestad de una doble mirada, siendo también el narrador de esta tragedia humana, “golosina de los dioses”.

En esta versión, Penteo y Ágave son la familia terrateniente representantes de aquella civilización aferrada a tradiciones rurales, sobretodo, el hijo heredero “humilde descendiente del poder” es el principal antagonista oponiéndose a llegada de los avances de la modernidad como así también a los festejos de carnaval.

El desencadenante trágico deviene de la debilidad moral que presenta Penteo frente a una de las mujeres bacantes, dueño del pueblo y de un orgullo desmedido o hybris, comete una cadena de errores trágicos, modificando su buena fortuna que lo arrastran hacia un desenlace fatal.

Tanto Baco como Penteo se caracterizan por la dualidad de sus acciones, motivo que hace reflexionar sobre la tensión entre civilización e instinto, entre razón y éxtasis, entre modernidad y tradición, pues cuando el poder ajusta la soga de uno o de otro lado, aquellos considerados débiles se vuelven el campo de lucha. Vale destacar la excelente composición e interpretación de estas dos figuras protagónicas que se llevan toda la atención del público despertando emociones ambivalentes.

El montaje enfatiza el diseño escenográfico de las tierras pampeanas mediante profundas ondulaciones rodeando y desbordándose de todo el escenario; transmitiendo la tensión energética de tierras fértiles de vida salvaje frente a los cambios sociales y económicos de la Modernidad que provocan alteraciones en los modos de vivir y de pensar.

Kartun se refiere a esta pieza teatral como un “pastiche” porque traslada el mito, los personajes y el tema de una tragedia clásica a la Argentina de los años 30, generando un acoplamiento temporal por el cual se pueden releer los momentos históricos, no solo pretéritos sino también el aquí y ahora. 

Delicia de espectáculo.

Ficha:

Intérpretes: Aníbal Gulluni, José Mehrez, Paloma Zaremba, Soledad Bautista, Nahuel Monasterio y Luciana Dulitzky

Dirección: Mauricio Kartun

Género: Tragedia

Categorías: Reseñas

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