Adorno, un experimento sobre la indignación.

Adorno, un experimento sobre la indignación.

Dialéctica de la incomunicación

Alicia (Ariana Caruso) y Norberto (Emiliano Mazzeo) se reencuentran después de un largo período de separación. Para sorpresa de ella, Norberto, quien otrora estaba en silla de ruedas, regresa caminando con total naturalidad. Al desconcierto inicial de Alicia, sobreviene inmediatamente un sentimiento de indignación. ¿Cómo es posible esta inaudita circunstancia? es la pregunta que ella repite una y otra vez. Pregunta para la cual él asegura tener respuesta; respuesta que será obturada por el cúmulo de indignaciones que desplegará Alicia a lo largo de la intensa discusión en la que se verán atrapados.

Se podrá saber lo que uno dijo, pero nunca lo que el otro escuchó” señaló Jacques Lacan. Norberto y Alicia discuten, reprochan, argumentan, pero no se escuchan; no existe entre ellos espacio para el diálogo. Ella sostiene una indignación que se incrementa ante la falta de respuestas, titubeos y ambigüedad de él; todas actitudes que le recrimina a pesar de que algunas sean reales y otras tan solo imaginadas.

En el fragor de la absurda disputa que entablan, se disparan frases apócrifas y argumentos inauditos; aparece por momentos algún atisbo de calma, que se desvanece inmediatamente, para retornar a la incomunicación; ese juego que, paradójicamente, es un juego de a dos.

La propuesta de Sergio Lobo (dramaturgo y director) aventura sobre lo arduo de la comunicación en un mundo hiperconectado y expone esta sinrazón mediante un texto plagado de humor y situaciones absurdas que, sin embargo, podrían resultar perfectamente posibles.

Dos personajes atravesados por la incomunicación, siendo a la vez víctimas y victimarios, sometidos a la indignación como única respuesta ante lo desconcertante o inaceptable. Ariana Caruso, en el rol de Alicia, lleva las riendas de la acción con la energía que requiere este personaje vehemente y avasallador. Emiliano Mazzeo, en la piel de Norberto, construye internamente el desarrollo de su personaje en presente constante, a pesar de su aparente pasividad; así ambos intérpretes se desenvuelven en una sintonía precisa de acciones y reacciones, muchas veces disparatadas, ocasionando genuinas risas en la platea.

El diseño escenográfico, concebido por el reconocido Carlos Di Pasquo, dispone un preciso contexto para el desarrollo de la obra.

Este experimento sobre la indignación – además de una muy recomendable pieza teatral – podría resultar para el espectador una invitación a imaginar posibles respuestas a los varios interrogantes que desliza.

 

Ficha

Autor: Sergio Lobo

Actúan: Ariana Caruso / Emiliano Mazzeo

Escenografía: Carlos Di Pasquo

Vestuario: Anastasia Maier

Música: Hugo Fernández Panconi

Fotografía: Kike Dordal

Prensa: Paula Simkin

Asistencia de dirección: Facundo Astraín

Dirección y puesta en escena: Sergio Lobo

Género: comedia dramática

Categorías: Reseñas

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