Atrapado entre las cuerdas

Dante es un monaguillo, hombre sencillo de mediana edad, que asiste al Padre Pedro, cura de un pueblo de provincia. Ambos cumplen, a la par, con el rito eclesiástico de la misa; cada uno desde su lugar, lleva a cabo esa convención que los contiene, ocultando una historia que los desgarra y atormenta por dentro.

El monaguillo (Ricardo Torre), al comienzo de la obra, pide reiteradamente confesarse para ser absuelto por cosas banales, por exabruptos, por ataques de iras repentinos que lo llevan a faltarle el respeto al cura en sus contestaciones. El Padre (Jorge Fernández Román) una y otra vez, condescendiente y con mucha paciencia, lo absuelve. Este juego, en cierta medida irrisorio, se vuelve, en el transcurso de la trama, un tanteo entre contrincantes que están a punto de golpearse con las verdades más crudas. La violencia- inútilmente resguardada por la sociedad a través de instituciones como la iglesia, la familia, etc.- emerge de sus cuerpos para descorrer el velo de hipocresía en que viven estos personajes. El engaño, el abuso de poder, el cuestionado orden machista, y el deseo por encima de las normas y las convenciones, son algunos de temas que recorrerá esta historia.

En una puesta minimalista, el espacio se ve delimitado por una cuerda que liga los cuatro vértices de un recuadro; en uno se encuentra la imagen de una virgen, en el opuesto una pila de libros, y en los otros dos restantes, el lugar donde los protagonistas se sientan, se resguardan y toman distancia uno del otro. Matías Gómez logra construir en escena la tensión constante, el ahogo, y encierro que, como posible metáfora de lo institucional, encorseta mediante las cuerdas, la vida de estos dos personajes. El ritmo de las situaciones es vertiginoso y hábilmente sostenido por ambos actores. Tanto Jorge Fernández Román como Ricardo Torre, encarnan sus papeles con absoluta verdad y organicidad, sin caer en estereotipos demasiado trillados, en la construcción de sus personajes. La intima conexión y entrega de estos intérpretes, es sin dudas fundamental para llegar a los niveles de complejidad que el texto requiere.

La obra (escrita por José Ignacio Serralunga), desarrolla en su trama un juego de capas, en la cual se irá descubriendo, develando y abriendo -a cada paso- nuevas verdades, manteniendo la intriga hasta el final. Cabe destacar, que en el año 2019, fue reconocida como mejor comedia dramática  en el XV Festival Iberoamericano de Teatro, Mar del Plata.

“Padre Pedro” es una propuesta sumamente interesante que permitirá a los espectadores reflexionar sobre la hipocresía de un mundo que necesita pensarse, cuestionarse y deconstruirse para encontrar, fuera de las posturas que lo enmascaran, los aspectos más humanos y legítimos de su condición.

 

Ficha:

Intérpretes: Jorge Fernández Román y Ricardo Torre

Dramaturgia y Dirección: Matías Gómez