“Bandido rural” y símbolo de justicia popular
Al inicio de la obra, los campesinos rondan el ataúd del muerto, lloran y rezan de frente al féretro en una fiel recreación de la sala funeraria.
Este espacio intermedio, funciona como antesala para que los espectadores se adentren al salón principal y al relato sobre las hazañas, persecución y muerte de Juan Vairoleto.
La puesta en escena está compuesta por 4 velos blancos donde aparecerá cada personaje de la obra. En este punto, a través de una sesión de espiritismo, la iluminación dará visibilidad al personaje que relata, iluminando a los testigos de la escena. Ellos son: el comisario, el periodista, el ex compañero de Juan y el propio Juan que recordará algunas hazañas y a la vez, repetirá, ya entrado en años, como un mantra: “estoy cansado, estoy cansado”.
La composición de cada uno de los personajes es fiel a la estética de la época, incluso las actuaciones representan la voz de los inmigrantes y simulan su andar, cada uno de sus movimientos.
Si bien, el espacio donde se manifestaba cada relato imposibilitaba un despliegue de movimientos por el escenario, cada uno de los intérpretes dió sobradas muestras de su formación actoral, en las actitudes, la configuración de las posiciones somáticas y fragmentarias con el medio, es decir, los movimientos y las posturas a la hora de representar el texto puesto en escena.
Aquí, las actuaciones son brillantes, otorgando emotividad y realismo, donde todos los actores poseen un gran nivel de interpretación, desde Luis Lento, Fernando Fernández, Gabriel Galindez, Luciano Guglielmino, Fernando Martín, Leandro Morcillo, Federico Navajas, Juan Pablo Martinez, Federico Queipo y el inmejorable, Juan Gil Navarro representando a Juan Vairoleto.
Otro aspecto que fortalece la obra, es la incorporación de sonidos, elemento que acentúan el dramatismo de una escena, desde voces hasta ruidos que otorgan ambientación a la trama, sobre todo, teniendo en cuenta el contexto rural de Mendoza en 1919.
En cuanto al guión, el texto es obra del maestro Juan Carlos Gené, que ha dejado un legado único en el teatro nacional y mundial. Este relato que vuelve visibles las escenas de cada momento, logra su momento más emotivo ante el despliegue de campesinos y ante el relato de un desconcertado y angustiado comisario que se asombra de la escena y el poder que Juan Vairoleto posee como símbolo de la justicia del pueblo.
Por ello, no es azarosa la incorporación de la canción: Bandidos rurales de León Gieco al final de la obra. Esta canción es un fiel retrato de cada uno de los justicieros rurales que han puesto en jaque la idea de justicia ante un mundo desigual.
En conclusión, la obra “Juan Vairoleto” dirigida por Carlo di Pasquo y Fernando Martín es una pieza de teatro única, donde la memoria de Juan Vairoleto y el texto de Juan Carlos Gené, cobran un fuerza y vitalidad única en tiempos desmemoriados y de dudosa justicia.
Ficha:
Integrantes: Juan Gil Navarro (Juan Vairoleto), Gabriel Galíndez (Coscia), Fernando Martín (Juan Chiappa), Luciano Guglielmino (Ñato Gazcón), Leandro Morcillo (Funcionario)
Testigos/Coro: Integrantes del Pompeya Teatro Comunitario: Fernando Fernández, Luis “Cuervo” Lento, Federico Navajas, Federico Uzinka Queipo y Juan Pablo Martínez.
Diseño de escenografía: Carlos Di Pasquo
Diseño de vestuario: Jorgelina Herrero Pons
Diseño sonoro: Luciano Guglielmino
Diseño de Iluminación: Fernando Díaz
Video: Fernando Díaz
Fotografía: Rubén Sotera
Diseño gráfico: Gonzalo Barleand
Prensa: Carolina Alfonso
Asesoramiento histórico: Alcides Rodríguez
Asistencia corporal: Doris Petroni
Asistencia de dirección: Emilio Zinerón
Producción: Grupo S&V, TACEC – Teatro Argentino De La Plata
Coach vocal: Sofia Domínguez
Dirección: Carlos Di Pasquo y Fernando Martín
Género: Drama
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