No tengo tiempo

No tengo tiempo

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    Daniel Franco

 

¡Que pase ya mismo aunque no sea lo que quiero!

El tiempo… Bendecido y maldecido en partes iguales, invencible, implacable, justo y equitativo con toda la humanidad. No perdona, no espera, no se detiene jamás.
Albert Einstein dijo que el tiempo es una ilusión. Todo bien con Einstein, ¿pero acaso él sabe lo que significa tener la ilusión de ser madre y no poder materializarlo? Todo bien con Einstein, ¿pero acaso él sabe lo que se siente tener un reloj biológico en el útero? En serio, todo bien con Einstein, ¿pero acaso él sabe lo que significa tener el deseo de ser madre 20 años “tarde”? Bueno, Einstein, seguí descansando en paz, se entiende que no tuviste educación sexual integral.
Dos mujeres de cuarenta años en la sociedad moderna: independientes, trabajadoras, activas. Arañando el diez por ciento de posibilidades de lograr un embarazo, ¿qué otras opciones de maternar hay?. ¡Y atención! Porque traer a alguien a este mundo y criarlo (de la forma que sea) implica lidiar también con las preguntas y opiniones de familia, amigos, conocidos… y desconocidos. ¡Ojo con preguntar “¿tenés hijos? ¿querés tener hijos?” o derivados! Quien los tiene (si tiene ganas) va a hablar de ellos casi inmediatamente. Paciencia…
“No tengo tiempo” está basada en la novela llamada con el mismo nombre, de su autora María Pia López y adaptada por ella misma, junto con Carolina Guevara (también actriz en esta pieza) y Cintia Miraglia. El texto es impactante: dinámico y cotidiano por momentos, profundo y poético por otros. Un correcto balance entre ambos estilos. Es interesante y sumamente cómica la inclusión del recurso metateatral dentro del guión, donde se ven reflejadas algunas instancias del período de ensayos.
Sus dos intérpretes: Leticia Torres y Carolina Guevara son sobresalientes. Ambas tienen un dominio físico envidiable y mucha ductilidad para componer diferentes facetas de sus personajes. Cuentan con una extensa trayectoria en teatro y tienen una notable química en escena. Ninguna se quedó atrás, ninguna opacó a la otra. Escucha, compañerismo y profesionalidad al 100%.
Es de resaltar la puesta escenográfica a cargo de Victor Salvatore y el diseño de vestuario realizado por Paula Molina. Se entiende que el espacio no era algo significante dentro del relato, pero el haberse decidido por una cancha de esgrima, le da al espectáculo un atractivo visual instantáneo (además de que debió haber sido desafiante y divertido en partes iguales para las actrices, quienes fueron entrenadas por Andrés D´Adamo). Así y todo minimalista, la rigurosidad en los detalles, hace la diferencia. ¡Y qué ganas de empuñar un florete una vez en la vida!
La iluminación va a ser igual de aguerrida en cuanto a la utilización de colores e intensidades. Cabe destacar la utilización de luces estroboscópicas rojizas sobre una pareja e intensa luz azul, dando la sensación de “sirena de policía”. Estupendo trabajo de Matías Noval.
Por último, la labor de diseño y composición sonora de Vicky Balay se encuentra a la misma altura que el resto del equipo técnico. Con una mixtura techno-oriental, es fácil adentrarse en la ficción con un comienzo musical de dichas cualidades.
Gran opción dentro de la cartelera independiente porteña.
Inabarcable como el tiempo el tópico de la maternidad, ¿no es cierto? Temas sensibles si los hay. ¡Touché!

Ficha:
Actrices: Carolina Guevara y Leticia Torres.
Dirección: Cintia Miraglia.
Género: Comedia

Categorías: Reseñas

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