Las hermanas sean unidas

Las disputas familiares han sido escena de innumerables piezas de ficción. No faltan relatos sobre disputas fraternas por otra enormidad de razones, desde lo más mínimo hasta lo más irreconciliable. Pero pocas obras retratan con tanta ternura el dolor de dos hermanas separadas por un abismo ideológico, únicamente producto de grandes sistemas de pensamiento que ordenan la vida de las personas, como lo es, por ejemplo, la religión. En este caso, La papa se calza la camiseta autobiográfica de Natalia Jesica Slovediansky y pone en común con el espectador las transformaciones de su familia a raíz del judaísmo ortodoxo que prima en su hogar.

El relato, escrito y protagonizado por la misma Natalia, se compone de una serie de cuadros personales y de algunos de sus seres más queridos. Un gran elenco de talentosos actores y actrices se ponen en la piel de la hermana, el tío, la afable empleada doméstica y el rabino familiar para contar las vivencias de la autora, apodada Nuni. Ella opta por una vida poco ortodoxa, trazando una fuerte línea divisoria entre sus más tradicionales familiares, evocando un muy palpable dolor que la separa de ellos. Distintas situaciones de su vida donde ella siente la cercanía la distancia de sus seres más queridos sirven como seña de ese dolor, una comicidad entrañable, y una narración que acompaña la evolución del vínculo.

El relato transcurre dinámicamente, entre cuadros y reales y otros más delirantes, que evocan tanto vivencias como cómicas elucubraciones de la protagonista. Para ello, la puesta es mínima e igual de dinámica que la historia, con apenas unas sillas, mesa de cocina y utilería acorde, pudiendo ser la casa familiar, un sueño absurdo, o lo que sirva para transmitir un sentir personalísima de una muchacha buscando su identidad. En última instancia, la obra trata ante todo sobre relaciones, y las describe con mucha verdad y dulzura, aun para contar sus aspectos más dolorosos.

No sólo el aplauso inunda la platea al finalizar la obra. También se escuchan sollozos que dan fe de como La papa refleja en el espectador toda esa verdad allí vertida. El judaísmo, la vivencia personal de Slovediansky, es una excelente excusa para mostrar cómo lo ideológico, sea religioso o de otra índole, atraviesa profundamente lo personal y afecta las relaciones que se tejen por dentro y por fuera. Sin caer en la crítica a la ortodoxia por la crítica en sí, la obra narra ese proceso autocomprensión y de comprensión hacia afuera, y de cómo el dolor se puede superar, con reconciliación posible aún en la diferencia. Un mensaje potente que encuentra su expresión más simple y bella en la curiosamente dulce La papa, unos setenta minutos de mimo al alma.

Ficha:

Intérpretes: Mariana Alvarez, Alejandro Ezequiel Cohen, Hernan Mira, Florencia Rodriguez Zorrilla, Natalia Jesica Slovediansky

Director: Nicolás Salischiker

Género: Comedia dramática