El tipo

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    Carolina Alfonso

 

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Un policía que fue a un colegio católico. Un policía que fue criado por su abuela con buenos valores. Bueno, con valores. Bueno, infinidad de cosas horrendas se hicieron en el nombre del señor ¿no?. Un policía que se mide… todo, con sus compañeros de trabajo. Un policía que se obsesiona con una mujer y como es policía cree que puede utilizar el recurso y justificar su ser policía para hacer lo que quiera: al fin y al cabo, él sólo quiere protegerla y amarla. Al fin y al cabo, él tiene buenos valores. O eso cree.
“El tipo” es una puesta cruda y austera. En un principio, puede el espectador permitirse el beneficio de la duda en cuanto a si lo que se muestra es una crítica hacia la temática o no, pero con el correr de la función y con un giro hacia el final de la misma, puede darse por sentado, el planteo de una problemática actual y el proceso de deconstrucción de toda la población. Lo que puede resultar chocante, agobiante o incluso, aterrador, es la respuesta por parte de ciertos asistentes en algunos momentos inoportunos, lo que deja demostrado, que aún hay un largo camino por recorrer como sociedad. O puede ser simplemente, producto de la incomodidad ante el choque con la realidad.
Machismo, violencia de género y abuso de poder: éstos podrían ser los hipervínculos de la obra.
La labor de su único intérprete (a su vez autor), Lisandro Penelas, es súper destacable; histriónico, con un claro dominio físico y conocimiento clownesco, muy buena proyección de voz y gran manejo del timing en escena.
La coreografía permite recorrer todos los rincones del espacio, generando aún más dinamismo, da la sensación que la duración del espectáculo es más breve de lo que realmente es, debido justamente, a que la tensión dramática no cae en ningún momento. A su vez, la incorporación de momentos musicales, alivianan un poco la aspereza del espectáculo.
La escenografía y vestuario corresponden a austeridad anteriormente mencionada. Es sobria, antigua, con colores poco vistosos. Terminan de construir este personaje tan poco aggiornado a la actualidad.
Es de resaltar también el diseño de iluminación arriesgado y preciso a cargo de Soledad Ianni. Cambios radicales y golpes de luz inesperados que sopapean aún más a la platea.
Si algo es seguro, es que algo va a modificarse en el espectador al producirse el apagón.
Una obra que incomoda, como la mirada fija de un opresor hacia su víctima.

Ficha:
Intérprete: Lisandro Penelas
Dirección: Ana Scannapieco

Categorías: Reseñas

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