Del pueblo a la gran ciudad.

En el escenario hay una valija de cuero marrón, al lado sentada, Romina. Chica de pueblo, tradicionalista y creyente, esperando a su amiga, que se ha convertido en una citadina más, la venga a buscar. Está cansada, ha tenido un largo viaje, pero aun así no para de pensar. Salió de su lugar de origen, muy apartado del mundo, para ir a la “gran ciudad” como ella le gusta decir. Influenciada por las vivencias que su tía le contaba a la hora del té, ella espera encontrar otras oportunidades, el amor de su vida y algo más. María, la compinche del pueblo seria la que le daría hospedaje y la llevaría a vivir las experiencias que tanto anhela.

Para Romina, su tía y su amiga representan la pasión, al atreverse a tener una vida sexual activa, la audacia por animarse a ir a la ciudad, y también la astucia al conseguir grandes cosas. Para estos dos personajes el vestuario se basa en colores llamativos e intensos, la tía con vestido verde y capelina, la amiga con prendas rojas y peluca del mismo color. Cada vez que la actriz interpretaba alguno de estos dos papeles las luces teñían el escenario del pigmento predominante en su ropa, dejando como impresión el efecto del poder de influencia que tenían estas personalidades en la protagonista. En cambio la protagonista poseía ropa no tan combinada, más relajada y menos sugestiva.

En este unipersonal, la actriz se vale de grabaciones de audio para hacer los cambios de ropa y con eso era suficiente para que todo se modifique.

“Las idas y vueltas de Romina” es un espectáculo que expone con humor las reflexiones de una persona que vive una contradicción por lo que quiere hacer y lo que puede. Intentando conseguir sus anhelos ella sale de la zona de confort creyendo que lo que le va a suceder es mejor que lo que estaba viviendo.

Ficha:

Género: Unipersonal

Actriz: Daniela Alberti
Dirección: Maria Clara Rodriguez