Heredarás mi deseo
Cuatro personajes, en distintas instancias de su vida, alienados por deseos que no les son propios. Ordenados por los mandatos familiares y sociales, buscan con más o menos conciencia, pero siempre desesperadamente, encontrar un motivo para lo que hacen o para comenzar a hacer algo. Este estrecho pasadizo de ordenamientos los cuestiona y los juzga, y como ante un severo tribunal omnipresente tienen que dar explicaciones acerca de cualquier sospechosa diferencia en sus deseos y conductas. Esta lacerante carrera, que es también una persecución, tiene, para bien o para mal, como todas las cosas de este mundo, los minutos contados, y de eso también da cuenta la obra, con una sugerente similitud a la ciclicidad atencional o a la duración de una sesión de psicoterapia.
La máquina infinita
El espacio escénico es rojo y negro, como si se tratase de una referencia a la novela del escritor francés Stendhal, donde un joven ambicioso recorre a toda velocidad y descuido su anhelada escala social. También funcionan como representación de la vida y la muerte, la urgencia y el vacío.
El vestuario y el trabajo de iluminación, de una formalidad gélida, da cuenta de esta estrategia.
Como un ejercicio gimnástico que no permite respiro ni momentos de reflexión, los intérpretes recorren el espacio generando una sensación de vértigo y tensión permanente, todo en la obra se muestra urgente, pareciendo ser la velocidad y la inmediatez el único recurso posible ante lo inevitable de la finitud.
Los interpretas actúan, y ejecutan movimientos coreográficos muy precisos y entregan cada uno actuaciones enérgicas y dinámicas, conformando un equipo donde todos trabajan en función de la máquina teatral. En contrapunto con el ritmo vertiginoso y frío de las acciones, lo marca el melancólico y profundo sonido de un violonchelo que interviene, como un intérprete más, acentuando o contrastando de forma dramática las distintas escenas.
“La carrera, no es lo mismo respirar que vivir” es una obra construida como una máquina de relojería, precisa, eficaz y que se ocupa de recordar permanentemente el paso del tiempo, que encierra en su estrategia una bella paradoja, denunciando el mismo material con el que trabaja.
Una obra que sumerge al público en el mar más profundo, para desde allí recordar la importancia que tiene de oxígeno.
Ficha:
Dramaturgia: Jowy Sztryk
Elenco: Ezequiel Esteban Martínez, Eugenia Fernández, Bruno Rondini y Jowy Sztryk
Música en Vivo: Eliana Rosales
Dirección: Federico Nanyo
Asistencia de dirección: Coni D´odorico
Diseño de escenografía y vestuario: Vanesa Abramovich
Diseño gráfico: Luli Gejtman
Género:
Drama
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