Jardín fantástico, experiencia metafísica

La calle, el cielo abierto, sin nubes ponzoñosas ni amenazantes. Lo inmenso de la libertad, ser y estar para habitar y habilitar los espacios de un tránsito fugaz que es la vida; de eso se trata la experiencia inmersiva que ofrece Jardín fantástico. Un recorrido, guiado por un grupo de adolescentes que invitan a compartir su universo fascinante, puro desde donde se lo mire, con muchas fantasías, también repleto de interrogantes en esa etapa de formación tan caótica y mágica que es la adolescencia. Las actrices se mueven con soltura y naturalidad, esperando que el público las acompañe: – Vengan, pasen- propone la anfitriona desde el portón de la vereda. Se entrega en la entrada un pequeño croquis con las instalaciones de la casa:

El árbol de leer, momento de reflexión y preguntas, fundado en aquellas primeras lecturas, los ecos del descubrimiento escuchado desde las voces de las actrices que están trepadas, algunas acostadas, y son parte ya del árbol impregnan la escena de una gran metáfora. Cada espacio y rincón de la casa-jardín serán presentados como cuadros, que reproducirán en ese aquí y ahora infinitos significados para cada espectador, habilitado a ser parte de la experiencia. Vestimenta, los sonidos naturales, la voz del viento reproducida por las intérpretes darán ese toque sano, no artificioso, tan perdido en estos tiempos.

La narración, el ritmo y el tono que manejan las chicas, se rige por un estado de absoluta tranquilidad y armonía. Nueve intérpretes, niñas-adolescentes-mujeres que no solamente transitan el espacio, también dominan un lenguaje expresivo, tanto en la oralidad como en el movimiento, parejo y acompasado, sin brusquedad y cargado de absoluta ternura, sin tensión vocal ni anímica. La belleza del conjunto, dada la amplia variedad de recursos naturales es fundamental para imprimir el sello de esta obra que interpela al espectador, situado ahí y en ese ahora fantástico, para enfrentarlo con los límites de la ficción y la realidad, que se volverán borrosos pues seguirán las trasgresiones de la imaginación, la metáfora, los símbolos y los sueños. La cabaña de los peluches con un piso colmado de muñecos y una pantalla que proyecta imágenes irrisorias completan la atmósfera onírica de esta singular propuesta estética y metafísica.   Las notas musicales, además de los sonidos del aire, interpretadas desde un piano pondrán el toque musical al encuentro.  Hermosa y nostálgica manera de ver la vida, de andarla, de detener el paso y abocar los sueños, las ilusiones y las fantasías para repensar y seguir adelante.

Ficha

Actúan: Antonia Brill Perrotta, Sofía Guerschuny Pesci, Juana Laia Podder, Jacinta Perez Berch, Catalina Pietra, Carolina Rojas, Noah Salamanca Tola, María Luz Silva, Lina Ziccarello

Dirección: Agostina Luz López

Género: Performática/Otros