Nada enseña tanto como sufrir

A fines del S.XIX Emilio y Catalina siguen a Vicente Blasco Ibañez, escritor perteneciente a la ciudad de Valencia al igual que ellos. Extranjeros partiendo de su tierra con una valija llena de sueños, manos abiertas para el trabajo y una vida puesta en el futuro. En esa partida se hicieron pedazos que sirvieron como semilla para que Argentina crezca. Pero como todo en la vida: nada es color de rosa.

La nostalgia y los recuerdos juegan malas pasadas al punto que hace tambalear todo aquello que en algún momento se deseó. El concepto de sueño americano que no fue, estaba a la orden.

Blasco Ibañez es un personaje histórico que atravesó “el charco” para fundar una colonia en Corrientes en 1910. A él lo siguieron centenares de españoles para construir una comunidad agrícola.

Los personajes están marcados por la lucha y el trabajo y las actuaciones siguen el mismo hilo, están colocadas. Ellos se mueven entre los sueños y el dolor. Hay un paralelo entre el pasado y el presente entre lo antiguo y lo moderno, el tren que recorre esas vías es  la herencia familiar y allí es donde aparece Isabel, nieta de Catalina.

La disposición del espacio tiene un concepto abierto solo habitado por unos pequeños muebles antiguos. Él piso está marcado por el pasto del campo correntino, interesante recurso que invita a entrar a la historia.

La música responde al folclore del litoral y es llevada por un músico (también actor) y su guitarra. No hay cabos sueltos.

Apocalipsis del soñador es una obra que invita a pensar en el pasado europeo de una argentina que albergaba a inmigrantes y a los sueños de un mejor porvenir.

Ficha

 Intérpretes: Estela Gómez; Gustavo Insaurralde; Federico Justo; Ariel Li Gotti y Mariana Maciel (Argentina)

 Dirección: Gabriel Fernández Chapo (Argentina) y Paco Zarzoso (España)

 Género: drama