Eso que no está inmóvil pero se va como un tren

 

El tiempo no sólo no estuvo inmóvil, sino que se los ha devorado a todos poco a poco, le dice Nico a Laura, la protagonista (Maria Rosa Gallo). El tema es que los tiempos del relato hacen lo suyo en

“La Cifra Impar” de Manuel Antín. El homenajeado por su trayectoria en ésta película en particular, toma nota del expresionismo y del nuevo lenguaje audiovisual propuesto por su par Torre Nilsson, y hace del melodrama una experiencia atractiva y perturbadora.

Tipos de planos, encuadres contrapicados, sonido asincrético a la imagen, y también aquel que acentúa el suspense en la traumática persecución de Luis a Nico. La puesta en escena renueva el lenguaje cinematográfico que ya se estaba haciendo en éste país.

En la adaptación del cuento de Cortázar “Cartas de mamá”, Antín explora el dialecto de la ruptura y de la aprehensividad, a través de una historia que narra los sucesos de una pareja.

Luis y Laura son argentinos instalados en París, reciben la llamada de su madre adjudicando que el hermano de Luis, ex novio de Laura y fallecido, ha estado preguntando por ellos.

Aquí la decadencia de la burguesía también se efectiviza cuando la abuela reconoce la cantidad de camisas que tiene que planchar, por medio de la forma estética y su técnica narrativa, y por la salvedad de la escenografía, que propone la implementación de amoblamientos que tienen procedencia neocolonialista.

La confusión establecida y universalizada deja al género en los lindes de la novela negra, creando en ese bello caos un puente a la intelectualidad por medio de un tema que una vez más en el cine argentino, connota el detrimento de cierto tipo de clases sociales.

Ficha Técnica:

Protagonistas: María Rosa Gallo, Sergio Renán, Lautaro Murúa.

Dirección: Manuel Antín.

Producción: Axel Pauls.

Guión:  Manuel Antín, Antonio Ripoll.