Tomar la vida

Zapallitos con ajo y limón, receta especial para recibir noticias especiales. La cocina es el pretexto perfecto para que dos actores, amigos de hace muchos años, se encuentren a retomar un proyecto que llevan inconcluso hace un buen tiempo. El futuro no es muy esperanzador, el trabajo es escaso, mal pago y las necesidades vitales son apremiantes. Tienen en sus manos la difícil decisión de seguir apostándole a su vocación o trabajar en otra cosa que les permita tener una vida más digna. ¿Cuál es la prioridad?

En ese dilema Ricardo Díaz y Joselo Bella, van alternando sus voces, tan distintas que logran complementarse perfectamente. Ricardo, con tono pausado, con acciones contundentes en los momentos precisos, narrando cómo su madre fue una gran cantante lírica que no ejerció porque decidió hacerle caso a su marido. Joselo, con una energía mucho más desbordante cuenta con detalle la historia de amor de sus padres, su experiencia trabajando en una gomería, sus necesidades, sus ganas de concretar ese proyecto con su amigo, etc. Cada uno, con su manera particular, logra mostrar que el oficio del actor no es tan sencillo, es saber estar en un escenario, envolver con la palabra, llevar al espectador a vivir de alguna manera, eso que se cuenta.

La escenografía a cargo de Alejandro Mateo, logra un ambiente mucho más íntimo. Hermoso el recurso del humo que sale del wok con los zapallitos. Mientras se cocinan, se cocinan también estas historias de estos dos hombres actores que no saben qué les espera después de esa comida.

Vale la pena ver una obra tan conmovedora que lleva a momentos graciosos y dramáticos a la vez. Una puesta sencilla, íntima cuyo trabajo de dramaturgia a cargo de los actores, quiénes ponen a disposición sus historias personales, y el director Pedro Sedlinsky es evidente.

Ficha:

De Joselo Bella, Ricardo Díaz Mourelle y Pedro Sedlinsky.
Dirección: Pedro Sedlinsky.