Tom Pain

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: sábados 20.30 hs. Duración: 65 minutos
    El Camarín de las Musas
    Mario Bravo 960

  • Prensa:

    Prensa: Caro Alfonso

 

El hombre que intenta

La hazaña de enfrentar a la grada siendo uno solo es, siempre, una notable proeza. Ni hablar cuando la calidad del texto, del actor y la dirección acompañan. Definitivamente, este es el caso de Tom Pain, pieza teatral dirigida por Lucio Hernández, con textos de Will Eno que, como vaticina la sinopsis, se basa en nada.

La aguardentosa voz de Rogelio García, protagonista indiscutido que pareciera encarnar al hombre cuyo nombre bautiza la obra, nos recibe en plena oscuridad. Su diálogo con nosotros es directo. La platea, tímida, escudriña cada una de sus preguntas e interpelaciones, espetando precarias respuestas fragmentarias. Casi sin pausa, el personaje, ahora con escena iluminada, recorre un escenario pelado (salvo por un sencillo sillón rojo sangre, una mesita con un vaso de agua y un diccionario) vistiendo su elegante traje que no combina con su falta de calzado. El mismo ensaya una serie de relatos: anécdotas de infancia y un viejo amor. Poco importan. La ilusión de sentido gestionada por el personaje es lo que sostendrá el potente unipersonal de principio a fin.

Rara vez una anécdota empieza y termina. Se trata de un ir y venir constante, un caos aparentemente indiferenciado que Tom no puede ordenar, paradójicamente construido por un texto edificado al detalle y un actor que puede jugar tanto con el mismo como con cualquier acto minúsculo que procede de la platea. El resultado es un notable juego teatral que provoca al espectador tanto directa como indirectamente, jugando con las expectativas más básicas que tenemos al asistir a una obra de teatro, como también al mero hecho de escuchar con atención anécdotas que pueden o no llevarnos a algún lado. Nuevamente, no tiene trascendencia alguna. Se trata de la incorporación del intento al teatro, espacio de guion y meticulosidad. Entre lo que parece pura improvisación (y no lo es) y una ajustada puesta emerge una inédita muestra de talento.

La intensidad es la característica central de Tom Pain. Provocativa, sensible y a la vez despojada de golpes bajos, la obra se propone conmover a la platea en el juego de las formas, más allá de los contenidos. El relato por el relatar en sí generará las más variopintas entre usted y sus compañeros de función cuando vaya a ver esta imperdible escena del teatro under.

Ficha:

De Will Eno
Con la actuación de Rogelio Gracia
Dirección de Lucio Hernández

Categorías: Reseñas

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